No. El nuevo año no será similar a 2019 porque hay expectativas de un incremento en la inversión y los analistas pronostican un crecimiento moderado de la economía. Además, los actores políticos enfrentarán nuevos desafíos y empezará una larga batalla entre un gobierno que busca consolidar sus proyectos y una oposición que no encuentra aún el camino para frenarlo.
Sin embargo, las mañaneras continuarán, el Presidente seguirá centralizando la comunicación y los principales proyectos (Santa Lucía, Tren Maya y Dos Bocas) seguirán su lento y atropellado camino.
El 2020 será diferente porque la intensidad de las políticas aplicadas en 2019 desgastaron el discurso y algunas estrategias gubernamentales. Después de un año, la llamada cuarta transformación comparte la culpabilidad de la persistencia de la inseguridad y de la caída en el crecimiento económico.
Tampoco queda mucho espacio para insistir en que la corrupción y la impunidad se acabaron, mientras se mina la credibilidad del gobierno con estrategias como las empleadas para elegir a la presidenta de la CNDH o para investigar el caso Bartlett.
El tema electoral hará parte de la diferencia en 2020. Por principio, está en ciernes una reforma electoral muy platicada para tratar de disminuir el financiamiento público de los partidos. Si fuera el caso, al Congreso le quedan cinco meses para concretar los cambios.
En el camino, los diputados deberá nombrar a cuatro consejeros o consejeras del INE, que terminan su encargo el 4 de abril. Para entonces, estarán en curso los procesos electorales locales de Hidalgo y Coahuila, y el INE estará verificando cuáles de las organizaciones que buscan su registro como partido político nacional cumplieron con los requisitos de ley.
A diferencia de 2019, en el segundo semestre del nuevo año, los partidos concentrarán sus energías en la preparación del proceso electoral de 2021. Habrá elecciones locales en todas las entidades de la República, se elegirán, entre otros cargos, a 15 gobernadores y a toda la Cámara de Diputados.
El gobierno sabe que hay mucho en juego y que los proyectos de esta administración dependen, en parte, de cómo se configure el nuevo mapa político. Faltan sólo ocho meses para el inicio del proceso electoral de 2021 y Morena no acierta a renovar su dirigencia o, siquiera, a presentar al INE el padrón de sus militantes.
La pregunta es ¿cómo se comportará el gobierno ante el escenario político de 2020? Es poco probable que la inseguridad disminuya sustancialmente o que se presente un repunte económico significativo.
El Presidente ha solicitado un año más para consolidar la transformación, pero a diferencia de 2019, tendrá que fortalecer sus estrategias en medio de una lucha política que definirá la segunda parte de su mandato. ¿Podrá la oposición empoderarse? ¿Y los nuevos partidos harán la diferencia? Ciertamente, en 2020 no tendremos más de lo mismo.
POR ARTURO SÁNCHEZ GUTIÉRREZ
Decano asociado de la escuela de gobierno y transformación pública del Tec de Monterrey @arturosanchezg
lctl