Mientras la sociedad se organiza en preparación de un macrosimulacro, el macrosismo regional de las violencias persiste.
Homicidios récord en Guanajuato, la única entidad en que perdió la elección presidencial Andrés Manuel López Obrador, y una de las más afectadas por la ola expansiva del combate al huachicoleo y la disputa entre grupos criminales.
El dramático incendio de casas abandonadas de amenazados en Las Pomas, Chihuahua; el desorden permanente en Tamaulipas, las discrepancias e inhabilidades en Jalisco, la persistencia de la destructora inseguridad en Michoacán; la violencia mexiquense que entra y sale por todas las vías de la vecina entidad, o la perdurabilidad criminal en Guerrero, son señales de que la sociedad mexicana aún no halla un escenario claro de recuperación. La violencia que la guerra contra el narcotráfico heredó a la Cuarta Transformación es una bomba telúrica.
La confrontación entre la delincuencia organizada y el Estado, particularmente entre los grupos criminales, es paralela al aumento porcentual en la percepción de inseguridad que tienen los mayores de edad en México.
Existe un incremento de 1.6 por ciento en tres meses, de diciembre respecto de septiembre, según revela la más reciente Encuesta Nacional de Seguridad Pública Urbana (ENSU), del Instituto Nacional de Estadística y Geografía.
Además, puede relacionarse, en particular, la lucha contra la violencia de género, con el factor de que las mujeres sean quienes más inseguras se sienten (77.2 por ciento).
Esta cifra es crucial, porque hace 32 años, cuando se hicieron los primeros modelos de la ENSU, no se medía. Mientras, la Ciudad de México es pionera en materia de género, y la nueva Fiscalía General de Justicia, encabezada por Ernestina Godoy, se ha obligado a un énfasis en esa materia como pilar del nuevo régimen de probabilidades institucionales iniciado en 2018.
Destacan dos datos que se presentan, por primera vez, respecto del acoso y la violencia sexual vividos —mujeres, 27.2 y hombres, 10.1 por ciento—, así como a la sensación de vulnerabilidad supeditada por el género —77.2 y 67.8 por ciento, respectivamente—.
Hay comparaciones que deben ser subrayadas: la Ciudad de México está en el lugar 14 de todo el territorio mexicano, lejos de los altos índices de Puebla, Tapachula y Ecatepec, dato que significa un decremento de 4.5 por ciento en comparación con diciembre de 2018, cuando la capital alcanzó el octavo lugar.
El gobierno de Claudia Sheinbaum, por su propia dedicación y en el contexto de ausencia de mejora en ciertas zonas del territorio nacional, subraya el contraste y efecto de una estrategia integral de seguridad en esta capital.
Lo que diga la ENSU en un año, considerando que la experiencia internacional —Glasgow y Bogotá, por ejemplo— señala un lustro para modificar macrotendencias en seguridad, se corresponderá con lo que logre el gobierno de inmenso apoyo popular del presidente Andrés Manuel López Obrador.
POR SALVADOR GUERRERO CHIPRÉS
PRESIDENTE DEL CONSEJO CIUDADANO DE SEGURIDAD PÚBLICA Y PROCURACIÓN DE JUSTICIA DE LA CDMX
@GUERREROCHIPRES
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