Victimario y víctima. Victimario de su maestra, a quien asesinó; víctima de un tejido roto y un entorno adverso. No es justificar, es contextualizar. No se trata de ofrecer respuestas, sino de seguirnos preguntando para generar una conversación que como país necesitamos tener. Urge hablar de salud mental, normalización de la violencia, tejido social fracturado y ruptura del círculo familiar.
Entre más conocemos del entorno de José Ángel, el niño de 11 años que hace una semana disparó dentro del Colegio Cervantes en Torreón, Coahuila, mayor es la tragedia.
José Ángel vivía bajo cuidado de sus abuelos paternos José Ángel y Rebeca. El abuelo está detenido, pues las dos armas utilizadas en el tiroteo eran de su propiedad. Una, de uso exclusivo de las Fuerzas Armadas. Ninguna de las dos las tenía debidamente registradas. La Unidad de Inteligencia Financiera de Hacienda también le ha puesto la lupa: le encontraron manejos y depósitos irregulares por decenas de millones de pesos en sus cuentas. Su madre, Yezmin, murió en 2014 por complicaciones tras una cirugía. Su abuela materna, María Isabel, fue asesinada a balazos en 2010, y su cuerpo localizado en un parque de Ciudad Lerdo.
Su padre, José Ángel, detenido en 2016 por tráfico de drogas. La DEA lo capturó en posesión de 25 kilogramos de metanfetaminas. Había cruzado la frontera por Laredo. Se le enjuició en Oklahoma, él se declaró culpable y fue sentenciado. Pasó tres años y medio tras las rejas. Abandonó la prisión apenas en octubre del año pasado y fue deportado a México; tenía tres meses de restablecer contacto con su hijo. La abuela materna de José Ángel, masacrada en 2010, había sido detenida en abril de 2003, en un operativo para capturar a Arturo Hernández, El Chaky, en Gómez Palacio. Era presunto jefe del cártel de Juárez en la Laguna. En 2005 quedó libre.
El contexto criminógeno y adverso no justifica, tampoco alcanza para explicar, pero sí contextualiza. José Ángel creció dentro de un tejido familiar fracturado. Sin duda hay cientos que crecen sin su madre o con un padre detenido y no disparan contra sus profesores y compañeros. Pero, creo, habría que preguntarnos, ¿qué tan solo vivió su niñez José Ángel? ¿Qué tan cerca de ambientes violentos? ¿Qué tanto más pudieron haber hecho por él autoridades públicas y escolares? ¿Cuántos como él, no acuden todos los días a un colegio, cuántos no están en las calles sin acceso a la educación?
Que la tragedia no quede en eso. Necesitamos abrir una conversación, y las niñas y niños tienen que estar en ella.
-OFF THE RECORD
Calderón lo compró, Peña lo utilizó, ¿pero culpan a Andrés Manuel López Obrador de que no se venda? Ya me perdí.
POR MANUEL LÓPEZ SAN MARTÍN
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