Pensadores en materia de Teoría del Estado como Mario de la Cueva “pronosticaban” que algún día en la comunidad internacional se daría una “Federación de Estados”.
Es destacable que lo mencionaban desde los años 70. Desde luego existía radio, televisión, aviones supersónicos, calculadoras y ya había computadoras fabulosas. Todo ello impactante en términos de comunicación, pero nada comparable con los avances de las últimas décadas. Hoy la comunicación y la tecnología acercó a todo el mundo y con ello revolucionó la vida humana lo cual implica, desde luego también, las estructuras políticas incluyendo al Estado y lo jurídico.
Al tratarse de relaciones que traspasan en tiempo real las fronteras nacionales; requieren los instrumentos internacionales y las fórmulas de resolución de conflictos en el espacio que cobran especial importancia. En nuestros días, el impacto en la esfera jurídica, incluyendo los agravios por vía de internet, en particular por las redes sociales, ya trasformó nuestras relaciones humanas y el mundo jurídico debe proteger al propio ser humano y a la comunidad en sus diversos núcleos y niveles.
El modelo debe ser, desde luego, preventivo y de resolución de conflictos, lo cual, para que sea efectivo, debe adecuar en forma muy impactante “la descarga procesal”, pero no sólo en una nación, sino en su conjunto. Pero, además, en términos prácticos no sería efectivo si el sistema jurídico y político mundial no alcanza medidas preventivas estructurales. La vida humana se transformó con la tecnología y comunicaciones.
El auténtico desafío es lo jurídico para brindar en un mundo global: justicia, seguridad jurídica, prosperidad y realización personal y colectiva. Uno de los aspectos más delicados, poco explorados en la vida del ser humano, es el agravio a la intimidad y vida personal. Aludamos a este aspecto. Lo específico y delicado es, sin duda, “la privacidad de los datos personales”. Los alcances referidos a los agravios que se generan en la intimidad son muy elevados hoy en día a través de las redes.
La vida como la concebimos hace algunas décadas cambió rotundamente. Los abogados debemos enfocarnos en la protección efectiva de los datos personales y la vida íntima. El agravio que se puede sufrir a partir de una simple comunicación que se hace viral, no sólo puede destruir productos, negocios, consorcios internacionales, sino la vida cotidiana del ser humano en su estabilidad, tranquilidad y realización.
Desde luego que ello afecta el bienestar personal y no existen aún medidas efectivas de protección a la intimidad. El desprecio al respeto de la intimidad es un fenómeno de alto riesgo que transforma la vida y trastoca valores. Podemos empezar en aras de la protección con instrumentos internacionales multilaterales que generen conciencia, valores y sanciones. Se requiere de la intervención efectiva de los estados y de los grandes consorcios informáticos.
Como todo, implica estímulos inmediatos y evidentes a los grandes actores mundiales y elevada conciencia en las distintas sociedades. El riesgo de no hacerlo es imponderable y en consecuencia transformaría la vida como la conocemos. Empecemos a cuidar de nuestras vidas íntimas con dignidad en el mundo global.
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POR ENRIQUE QUIROZ ACOSTA
COLABORADOR
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