El pasado 29 de diciembre se jugó, en el Estadio Azteca, la final del Apertura 2019. Ésta regaló un sin número de postales dulces y amargas a las dos aficiones, de las que destaca la de Antonio Mohamed, técnico de los regios, sosteniendo la copa y llorando de emoción.
Al verla sólo pudimos pensar en el revuelto camino que El Turco ha recorrido hacia esa victoria. Basta comparar a ese hombre de traje azul marino con aquel jugador de cabellos pintados de colores y uniformado en rojo y blanco, que se hizo de un lugar en el futbol nacional, junto con sus compañeros del Toros Neza. Los 90 se sienten muy lejos cuando recordamos que, para provocarnos y escandalizarnos, bastaban una máscaras de Salinas o El Chupacabras, teñirse el pelo y una actitud desafiante.
Muchas cosas le han pasado a Antonio desde entonces. El 2006 y el 2019 se conectaron en esa noche. Nadie desconoce que Farid Mohamed, de nueve años, murió en un accidente automovilístico, y que su padre hizo algunas promesas con él para mantener y honrar su memoria.
El Turco tenía dos metas fijadas: regresar al Huracán, club argentino, a la Primera División de su liga, y la segunda, coronar al Monterrey. La primera se cumplió rápidamente. Un Antonio en recuperación volvió como técnico al equipo que considera su casa y lo ascendió en el 2007.
Pero con el Monterrey el recorrido fue mucho más intrincado. El Turco llegó como técnico a los Rayados tras el Clausura 2015, formó un equipo de ensueño y logró llegar a la final del Apertura 2016, pero perdió ante el Pachuca por un gol. Perseverando, llevó de nuevo al club al último encuentro del Clausura 2017, pero la derrota fue mucho más traumática cuando cayeron ante los Tigres de la UANL, el archienemigo local, que desempeñó papel de villano en la cruzada personal de Mohamed. La siguiente temporada los regios quedaron eliminados en cuartos de final y el técnico salió. Las oportunidades que había tenido de cumplir su promesa fueron tan claras, como ahora lo eran dolorosas y lejanas, y el objetivo se pensó perdido.
Antonio emigró al futbol español con el Celta de Vigo, pero parecía que arrastraba una nube negra tras él, porque salió de ahí tras un inicio prometedor, seguido de varios resultados negativos. Mohamed se atrincheró entonces en el Huracán, sólo para dejarlo, tras malos resultados, en abril de 2019. Fue ahí donde la cábala empezó a manifestarse.
Sabemos que el Monterrey cruzaba por un mal momento en el torneo Apertura 2019, situación que derivó en el despido de su entrenador, Diego Alonso. Hubo dudas sobre la contratación de Mohamed que rápidamente se disiparon, con la misma velocidad con la que El Turco le cambió la cara al equipo y lo metió a la Liguilla, para posteriormente jugar la final contra el América.
El Piojo Herrera, que en su momento compartió camiseta con Antonio en el Toros Neza, recuperó como local lo que había perdido de visitante y logró el empate. Los momios quedaron a favor de las Águilas (porque caballo que alcanza gana) y estaban en su casa. Los penaltis, la más azarosa suerte futbolística, se inclinaron entonces hacia el equipo del Turco; el universo se manifestó, permitiéndole a ese hombre honrar su palabra y saldar la deuda con su hijo. Ahora sólo le queda a Mohamed buscar un nuevo objetivo.
POR GUSTAVO MEOUCHI
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