El agandalle de Dolores

El cambio de parecer de Padierna retrata el cambio de piel de Morena al adoptar y hacer suyas las prácticas que detestaron

Un resquicio en la ley permitiría a Morena quedarse con la Presidencia de la Cámara de Diputados, a pesar de un acuerdo existente entre coordinadores para repartirse el primer cargo de la Mesa Directiva del Palacio Legislativo de San Lázaro durante la actual legislatura. Así, mediante acuerdos, fue como los grupos mayoritarios se repartieron el poder en el Legislativo durante los últimos 20 años.

El control, del PRI y del PAN, en este tiempo se dio mediante acuerdos en la Junta de Coordinación Política (Jucopo) de la Cámara de Diputados. Esa situación los hizo olvidarse de que el Poder Legislativo tiene un vacío legal.

La ley dice que para el segundo y tercer año de la Legislatura se garantizará que un integrante de alguna de las dos fracciones mayoritarias ocupe la presidencia de la Mesa, que no la haya ocupado antes. En otro apartado se señala que para que proceda, es decir, que la primera y segunda fuerza ocupe el máximo cargo, la propuesta sea votada por las dos terceras partes de los diputados. O sea, no basta la primera parte de la ley, en lo que se basa el PAN para defender el próximo año legislativo.

La ley hay que leerla íntegramente. Si la propuesta no cuenta con las dos terceras partes, la ley agrega que se abrirá un periodo de cinco días para buscar acuerdos, del 1 al 5 de septiembre. Y por ese camino va Morena a buscar repetir. Las dos terceras partes son 333 diputados y Morena, juntos con sus aliados, suman 335 votos. Es por ahí donde los acuerdos con el PAN pueden desconocerse y la 4T legislativa imponer su mayoría para quedarse con la Mesa mediante una modificación al “acuerdo” o, bien, reformando le Ley Orgánica el Congreso.

Los priistas y panistas son víctimas de su soberbia. Supusieron que su mayoría sería eterna. Entonces, nunca se propusieron sacar adelante una reforma a la propia Ley Orgánica del Congreso. Justo de ese punto laxo se sostienen Dolores Padierna, la vicepresidenta de la Mesa, y Morena, su partido, para quedarse con la presidencia, no dos, sino los tres años que dura la Legislatura.

Llama la atención escuchar a Padierna desconociendo el acuerdo entre coordinadores, mismo que defiende Juan Carlos Romero Hicks, líder del PAN en San Lázaro, pues apenas en la legislatura pasada, cuando era senadora del PRD, la legisladora gritó a los cuatro vientos, junto con Fernando Herrera, entonces coordinador del PAN, un “agandalle” del PRI para quedarse con las presidencias de la Mesa Directiva y de la Jucopo para el periodo 2017-2018.

El cambio de parecer de Dolores retrata el cambio de piel de Morena en buena parte de la conducción legislativa al adoptar y hacer suyas las prácticas que detestaron y denunciaban cuando supuestamente luchaban por una vida democrática, pero que ya en el poder y con una amplia mayoría, los pone en las circunstancias del viejo PRI.

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UPPERCUT: En el PRI tienen claro el destino de Ivonne Ortega, quien busca la dirigencia nacional del partido. Al ser derrotada por Alito Moreno se declarará víctima y se rendirá en los brazos de la maestra Elba Esther.

POR ALEJANDRO SÁNCHEZ

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