Verano complicado en Europa

Todo indica que el gobierno británico está determinado a abandonar la UE con o sin acuerdo, el 31 de octubre

El verano europeo suele caracterizarse por la tranquilidad y la escasez de actividad política. Este año, sin embargo, es muy diferente de los anteriores y los políticos regresan anticipadamente a sus oficinas, dada la cantidad de problemas que han aparecido.

En la capital europea, Bruselas, hay un movimiento más intenso por el comienzo del ciclo político relacionado con el nuevo Parlamento Europeo y los nombramientos en los puestos más altos de la Unión Europea (UE).

Asimismo, un toque especial a la agenda le añadió la amenaza del nuevo primer ministro de Reino Unido de no reunirse con los jefes de los demás países europeos hasta que no flexibilicen su posición sobre el Brexit. Todo parece apuntar a que el gobierno británico está determinado a abandonar la UE con o sin acuerdo, el 31 de octubre.

A estas tensiones se sumó inesperadamente el cuestionamiento de la calidad del vino francés por el presidente estadounidense Donald Trump, en medio de la imposición de los impuestos a las empresas digitales estadounidenses en Francia.

Asimismo, la investidura fallida de Pedro Sánchez, como presidente del gobierno en España y las elecciones anticipadas en Austria son otros puntos de las agendas nacionales a atender, pese a las vacaciones.

Si bien todos estos temas pasarán pronto a la historia, envueltos en intensos ejercicios de negociaciones y forcejeos, la decisión reciente de Estados Unidos de salirse del Tratado ruso–estadounidense de las Fuerzas Nucleares de Rango Intermedio, llamado también el tratado INF, es un golpe duro a Europa.

Muchos se preguntan ¿por qué un acuerdo firmado en 1987 por Reagan y Gorbachov es importante para la seguridad europea? La razón es muy simple. Se trata de la cercanía geográfica entre Rusia y el resto del continente. Los misiles balísticos de medio alcance tienen un rango de entre 500 a 5,500 kilómetros y amenazan directamente a los países europeos en caso de ser disparados por Rusia.

A finales de los 80, se destruyeron todos los misiles de medio alcance y se prohibió la producción de este tipo de armamento en ambos países. No obstante, en los últimos años, Rusia ha incumplido en este ámbito.

Mientras tanto, Estados Unidos se quedó con las manos atadas para desarrollar legalmente este armamento en un contexto del cambio geoestratégico en el mundo.

Por lo pronto, lo que les interesa a los estadounidenses es controlar mejor los movimientos de China. Al salir del acuerdo, EU queda habilitado para ejercer este control utilizando sus propios misiles de medio alcance.

Otra alternativa es lograr un nuevo acuerdo trilateral que también vincule a China.

En este juego, los aliados europeos parecen importarle poco al presidente Donald Trump.

Aunque la probabilidad de que los rusos usen, en este momento, sus misiles contra un país europeo es baja, la salida de Estados Unidos de un acuerdo que prohibía su uso y producción tiene una importante carga simbólica y consecuencias reales para la seguridad europea.

POR BEATA WOJNA

PROFRA. DE RELACIONES INTERNACIONALES, EN EL TEC DE MONTERREY

@BEATAWOJNA

edp