Lo que más necesita nuestro país es encontrar una identidad propia en su forma de organización social. A más de 200 años de existencia, no sabemos a ciencia cierta quiénes somos, a dónde vamos, en qué tipo de economía queremos crecer y desarrollarnos, cuáles son las instituciones que deben regirnos o bajo qué reglas deben hacerlo.
Una forma de conocer o definir esta identidad es poniendo atención en la manera en que se ejerce el dinero público: cuál es el orden de prioridades de ese gasto, así como su cantidad.
Nuestro documento rector para esto es el Presupuesto de Egresos de la Federación (PEF).
¿Qué nos dice entonces el PEF de nuestra visión como país, cuando casi la mitad de los programas para el desarrollo y combate a la pobreza hasta 2018 fueron eliminados para 2019?
Algunos ejemplos: la Semarnat canceló los programas de Fortalecimiento a la Infraestructura Hidroagrícola; Sagarpa, por su parte, canceló los de Vinculación Productiva y Apoyo a la Comercialización; también redujo el presupuesto de los programas de Fomento Ganadero, Agricultura y Acuacultura, hasta en 89 por ciento.
La SHCP desapareció el programa de Fortalecimiento del Sector Ahorro y Crédito. La SEP canceló el presupuesto para Educación Temprana y el Desarrollo Infantil; redujo hasta en 59 por ciento el recurso para Desarrollo Profesional Docente y el Programa Nacional de inglés; también cortó en 60 el presupuesto para expandir la Educación Media y Superior, ¡en un país donde el promedio de escolaridad no pasa de los nueve años!
Fortalecer la infraestructura científica dejó de contemplarse. Se redujo el programa de Apoyo a la Cultura en 47 por ciento, el fomento a las artesanías en 91 y se canceló el presupuesto para Pueblos Mágicos.
En la Secretaría de Salud ya no se contempla el programa de Fortalecimiento a la Infraestructura Hospitalaria Estatal, mientras que el de Control de Sobrepeso y Atención a la Diabetes ha sufrido un recorte de 92 por ciento. Siendo estas dos condiciones parte de las primeras causas de mortalidad entre los mexicanos.
La mayoría de los recursos acumulados de dichas cancelaciones y recortes se canalizaron para los cinco programas considerados prioritarios por el Ejecutivo federal: Pensión a Adultos Mayores, Jóvenes Construyendo el Futuro, Becas Universales Benito Juárez, el Aeropuerto de Santa Lucía, el Tren Maya y Sembrando Vida. En el aire queda todo lo demás.
Un gobierno de derecha pondría a la economía antes que al bienestar público. Por otro lado, uno de izquierda pondría por delante a las personas, pero a decir por los recortes en salud y educación, éste no es el caso.
Entonces, ¿qué tipo de gobierno tenemos y para dónde vamos?
Nadie sabe. Y cada vez en el diario transcurrir de las mañaneras, es más evidente que el Presidente, tampoco.
POR GEORGINA TRUJILLO
COLABORADORA
@GINATRUJILLOZ
edp