No solamente como un romanticismo, sino con óptica prospectiva, hacia los años 80, el profesor Mario de la Cueva advirtió en su “Idea del Estado” que las Naciones algún día integrarán una “federación mundial”.
La evolución de la ciencia, las comunicaciones y la tecnología, hoy con mayor claridad ponen en evidencia que las relaciones y los asuntos de la vida cotidiana tienen necesariamente repercusiones, efectos y consecuencias “trasnacionales” sea cual sea la ideología con la que se comulgue. En el ámbito de la abogacía, las diferentes disciplinas y materias requieren de conocimientos que impliquen la “internacionalización” de nuestra actuación, desde la causa hasta su efecto.
En la vida privada es muy claro observar este fenómeno “transnacional” que se conecta en la vida cotidiana. Desde luego en las relaciones mercantiles, en las cuales típicamente se genera un elevado dinamismo, en diversos casos, se requiere de la actuación multiestatal y conocimiento del ámbito jurídico en el espacio internacional incluyendo el derecho privado de diversas naciones. En materia constitucional, el impacto mundial es elemental, basta mencionar “El garantismo” que desde el 2011, nos obliga a la denominada “interpretación conforme” que nos lleva a darle un papel muy elevado a los tratados internacionales en el marco constitucional y cuestiona en alguna medida el modelo constitucional tradicional y prácticamente lo transforma. En este sentido, no escapa al escenario internacionalista el derecho administrativo.
Basta observar las normas aplicables a adjudicaciones de obras, adquisiciones y servicios públicos, tan solo por mencionar algunos aspectos en los cuales se aplican diversos instrumentos internacionales. Hoy, además, nuestros abogados en muy diversos aspectos requieren una visión holística en la resolución de situaciones jurídicas y conflictos individuales y sociales. El mundo jurídico es claramente trasnacional. Todos debemos afrontarlo. La situación no tiene “reversa”.
Lo anterior es obvio y a simple vista, pero además evoluciona en un ambiente también mundial de revolución tecnológica y de información permanente, intensa y acelerada. Debemos prever cuáles serán los instrumentos que, más allá de ideologías, le otorgarán seguridad jurídica a los humanos del orbe. Se tenga simpatía o fobia por la ciencia jurídica, el fenómeno legal, es indispensable el marco de relación humana en un mundo “integral” en diversos aspectos. No basta con condenar conceptos tradicionales o convencionales como soberanía, poder público, nacionalidad y otros.
Debemos buscar la prospectiva jurídica altamente internacionalista. El escenario real que resuelva la vida humana futura. Juristas del mundo.
POR ENRIQUE QUIROZ ACOSTA
COLABORADOR
edp