El fallo reciente del Tribunal Electoral del Poder Judicial de la Federación de que Morena debe devolverle sus derechos partidistas a Alejandro Rojas Díaz Durán, suplente de Ricardo Monreal en el Senado, le dio la razón a este político de que la Comisión Nacional de Honestidad y Justicia de Morena actúa como un instrumento inquisitorial que anula políticamente a quienes exigen democracia interna y defienden sus derechos políticos.
El partido en el poder había quitado a Rojas, también consejero de Morena, sus derechos partidarios por tres años, derivado de una serie de declaraciones en contra de la dirigencia nacional a cargo de Yeidckol Polevnsky, al determinar que el senador suplente violó la normatividad interna del partido por generar división entre los militantes con sus críticas. Todo empezó a partir de una lucha de liderazgos entre Monreal y Polevnsky por la candidatura al gobierno de Puebla.
Alejandro Rojas, entonces asesor de Monreal, llevó la voz cantante en una campaña de denuncias en contra de la dirigencia de Morena de que el partido había cerrado las puertas y ventanas de la afiliación de mexicanos que querían sumarse al partido, porque en el interior optaron por controlar las decisiones y continuar imponiendo lineamientos, dirigentes y candidatos mediante encuestas patito.
La derrota de Yeidckol hace cuestionarnos otra vez si Morena es un partido o un movimiento nacional. Decía Rubén Aguilar que Morena es un conglomerado de fuerzas políticas, grupos sociales y personas en lo individual de origen social diverso, con historias y pensamientos muy distintos. No los une un proyecto específico y agregaba que si discutieran entre ellos, lo más seguro es que nunca se pondrían de acuerdo.
Tal parece que en Morena están rendidos al liderazgo del Presidente como en los tiempos del PRI de los 70. López Obrador como fundador de Morena, candidato, presidente electo y ahora en funciones sigue ejerciendo el liderazgo propio del caudillo.
Y Yeidckol resulta ser la representante de Morena sobre quien recae un desgaste de su figura en la última etapa de su presidencia, después de que este órgano ha expulsado a más de dos mil miembros y suspendido a otros cinco mil por diversos pretextos. “Muy pocos de ellos se justifican, pero fundamentalmente sanciona a quienes luchamos por una Morena democrática, tolerante, incluyente, plural y progresista”, dice Rojas.
La de Rojas es una de varias voces en contra de la presidenta nacional, cuya forma de gobierno interno la ha desgastado y empieza a pagar los costos, justo cuando al interior y por debajo de la mesa se discuten los nombres de su posible sucesor. Suena con mayor fuerza el de Bertha Luján para el relevo, otra incondicional de López Obrador.
***
UPPERCUT: No se contempla ningún tipo de indemnización ni liquidación para los elementos de la PF que no acepten entrar a la Guardia Nacional. Ése es uno de los puntos que ha roto el diálogo entre las partes.
POR ALEJANDRO SÁNCHEZ
CONTRALASCUERDASMX@GMAIL.COM
@ALEXSANCHEZMX