Estados Unidos celebró su Día de la Independencia este jueves, con un espectáculo inigualable que organizó el presidente Donald Trump en Washington. Rodeado de tanques y aviones militares, el mandatario emitió un mensaje de unidad y patriotismo desde el Monumento a Lincoln bajo lluvia. Detrás de esta celebración permanece una crisis humanitaria en la frontera norte, donde se encuentran albergues con cientos de niños migrantes viviendo en condiciones precarias.
El Congreso estadounidense respondió ante esta creciente crisis, destinando 4.6 billones de dólares para atender a los migrantes, al igual que garantizar el respeto a los derechos humanos de los niños no acompañados. Después de un largo jaloneo entre los republicanos y los demócratas, ambas partes acordaron que el presupuesto no se usaría para la construcción del muro y que se respetaría el anonimato de patrocinadores de migrantes. Por su lado, los republicanos exigieron que una porción sirviera para cubrir sueldos de autoridades fronterizas y para reforzar al Pentágono.
No debe de sorprendernos que México siga siendo blanco de medidas agresivas por nuestro vecino del norte. El presidente Trump hará lo necesario para endurecer su estrategia antimigrante conforme se vayan acercando las próximas elecciones presidenciales. Como evidencia de ello, esta última semana demostró su mano dura, poniendo a prueba a la Corte Suprema en relación al fallo que emitió sobre no incluir una pregunta respecto al estado de ciudadanía en el Censo 2020. La idea inicial de Trump era preguntar a la población si son ciudadanos de Estados Unidos o no, para identificar cuántas personas permanecen en el país de manera ilegal. La Corte Suprema argumentó que este tipo de pregunta privaría los derechos de grupos minoritarios.
Aun así, la administración de Trump insiste en buscar un argumento legal que le permita incluir la pregunta para distinguir entre ciudadanos estadunidenses y migrantes ilegales. Evidentemente, es otra de sus estrategias electorales diseñadas para fortalecer su discurso racista y xenófobo. Sin duda, el magnate enfrentará varias batallas legales, pero son señales de lo que está dispuesto a hacer para continuar en el poder cuatro años más. Entonces, mientras Trump sigue celebrando la grandeza de Estados Unidos, México tiene la oportunidad de llegar a acuerdos más equitativos que los recién negociados.
A mi parecer, en lugar de enfocar toda su energía en satisfacer las demandas que le impuso el gobierno federal estadounidense de manera unilateral, México debe de estrechar lazos con los distintos estados fronterizos. Es decir, empezar a dialogar de manera más activa a nivel estatal, tanto con demócratas como republicanos, que sí entienden la importancia que juega México en reducir los flujos migratorios, pero quizás aún más importante, en generar riqueza económica en ambos lados de la frontera.
Sobre todo, México tiene que proteger su dignidad, siendo más creativo y proactivo en su manera de conducir la relación bilateral con Estados Unidos. No puede, y no debe, convertirse en víctima de un proceso electoral polarizado de un país ajeno.
POR LILA ABED
INTERNACIONALISTA Y POLITÓLOGA