AMLO elige: sí a Calderón, no a Salinas

El Presidente eligió al expresidente panista como adversario, a pesar de que no representa riesgo alguno

“No nos hagamos bolas”, diría Carlos Salinas de Gortari, quien es, ha sido y siempre será el verdadero némesis de Andrés Manuel López Obrador.

Menciono lo anterior porque ayer no pocos articulistas señalaban que el primer mandatario ha convertido a Felipe Calderón Hinojosa —de manera injusta, afirman— en el nuevo villano favorito de la Cuarta Transformación y de la nación. Lo que es más, algunos comentaristas indican que quien mejor le hace publicidad a este último es justamente el Ejecutivo federal, al señalarlo como quien estaría detrás de las protestas llevadas a cabo por la Policía Federal.

Tomemos lo anterior como cierto, pero vayamos un paso más allá. Esto es, no desechemos, sino ampliemos la hipótesis.

Para que la oposición política —fragmentada hoy en México— no sea aglutinada por Carlos Salinas (y con él oscuros intereses de muy competente accionar), López Obrador ha optado por una estrategia un poco arriesgada pero que, de salirle bien, terminaría por desactivar a los adversarios electorales mucho más eficazmente. Esto es, el Presidente es quien ha elegido que por el momento Calderón encabece —y no tan efectivamente— a la oposición.

Ello no resulta absurdo, puesto que: (1) buena parte de Acción Nacional (por no mencionar a los priistas) jamás se sumarían a Calderón, lo que terminaría por dividir irremediablemente al panismo en el país; (2) el ex presidente es un operador electoral bastante incapaz.

Felipe Calderón requirió del apoyo de un sistema político-económico gigantesco (que ya no existe) para vencer a López Obrador en 2006.

En 2012, incluso promoviéndola desde Los Pinos, su candidata terminó en tercer lugar en las presidenciales. Y ahora, a pesar de sus esfuerzos y de dinamitar al propio partido que le dio impulso tantos años, no ha logrado (y al parecer, por como va el conteo de firmas, no lo conseguirá) obtener el soporte necesario para el registro de México Libre en las próximas elecciones federales; ello inclusive si se toma en cuenta el posible brío que le dará entre la oposición posar como el nuevo “frente” contra la 4T.

La columna Templo Mayor en el diario Reforma se preguntaba ayer el porqué López Obrador le tiene tanto miedo a Felipe Calderón. Creo que la interrogante no es esa. Más bien la oposición a Morena se debe cuestionar: ¿por qué López Obrador ha optado por hacer crecer a Calderón? La respuesta es simple: (1) no le inspira ningún temor y (2) lo ve mucho más fácil de controlar o incluso eliminar —políticamente hablando— que a un personaje realmente perverso y maquiavélico como es Salinas de Gortari. Al mismo tiempo que fabrica un líder poco eficaz para la disminuida oposición, AMLO da un fuerte golpe al corazón del salinismo con la orden de aprehensión a Emilio Lozoya —hijo de uno de los grandes amigos y aliados de Carlos Salinas— y también, lo que es ya una tragedia, se ha pedido el arresto de su hermana, su esposa y su madre.

Voy por ti, Lozoya; entiéndelo tú, Salinas.

POR VERÓNICA MALO GUZMÁN

VERONICAMALOGUZMAN@GMAIL.COM 

@MALOGUZMANVERO