Trump, el paciente

Para lanzarse a la Presidencia de su país esperó 29 años

La más reciente investigación que los estadounidenses cantan sobre su Presidente y que lleva el título de Trump: an American Dream explora en los dos últimos capítulos, de cuatro en la serie de Netflix, una faceta poco conocida del magnate: la paciencia.

Para lanzarse a la Presidencia de su país, esperó 29 años. El dato que, si bien es conocido, tenía pocos detalles de los cálculos que el empresario hizo cuando alguien lo empujaba o él mismo tenía la inquietud en medio de sus negocios millonarios, sus quiebras y fracasos personales de los cuales salió a flote más fortalecido.

El primer hombre que lo vio con un halo todopoderoso fue el político de New Hampshire Mike Dumbar, quien lo invitó en 1987 a su estado, porque según le daría a éste mucho capital político, pero Trump sólo fue a presentar su libro y por primera vez rechazó la tentación de una campaña.

Los años duros del magnate vinieron después, cuando no pudo pagar a los bancos que habían financiado el proyecto del hotel Taj Mahal, y se reveló que, de los 210 millones de dólares que el empresario poseía, alrededor de 190 millones procedían de préstamos, o sea, que el valor real del inflado personaje era sólo ¡de 30 millones!

Al borde de la banca rota estaba también su matrimonio con Ivana, madre de sus tres primeros hijos, por un escándalo por infidelidad que terminó en los principales titulares de la prensa entre demandas y contrademandas, fotos y narraciones íntimas que dejaban bastante mal parado a quien pronto se convirtió en el soltero más cotizado de Nueva York.

Trump utilizó todos los recursos a su alcance para salir a flote: desde agresiones verbales a quien lo cuestionaba; filmar sus propias fiestas y llevarlas a la televisión; su boda con María, la ex amante con quien también tuvo un hijo y se divorció tres años después; el tercer matrimonio con Melania (a quien ponía a decir que con él tenía sexo cada noche).

Cuando finalmente salvó sus empresas abriendo las acciones al público –a través de la bolsa de valores– ya era otra vez un figurín de la farándula en The Apprentice, donde daba consejos a lengua suelta a promesas de los negocios, mientras coqueteaba permanentemente con la idea de la Presidencia: en el 2000 pensó hacerlo con el Partido Reformista.

Así se dio cuenta de que no podría competir fuera de los dos partidos líderes y comenzó a pedir consejos a Jesse Ventura, un ex luchador de cuadrilátero que se hizo de la gubernatura de Minessota sin previa experiencia política, a base de fanfarronerías mediáticas; luego comenzó a acercarse a los conservadores republicanos. Para el 15 de marzo de 2015 tuiteó que iría a la Presidencia y habría un muro impenetrable. Millones aplaudieron en las redes.


Por: Gardenia Mendoza

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