Entre las muchas razones para seguir el discurso-festejo de AMLO en el Zócalo capitalino el lunes, una era clave:el Presidente generó la expectativa de que ese día presentaría cifras. Sus otros datos.Números que acompañan la realidad que él ve y que sus críticos no reflejan. López Obrador presentó ese día sus cuentas. Sí, también estu-vo el popurrí de frases de campaña y clásicos de las mañaneras, pero como pocas veces, ofreció datos. En ellos recargó el avancede su gobierno. “Se han cumplido78 de los 100 compromisos que hice aquí hace 7 meses (…) posible-mente nunca se ha hecho tanto en tan poco tiempo”, dijo. ¿Será?
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El Presidente dio medio centenar de datos. No todos fueron ciertos. Tampoco todos falsos, claro. Hay algunos que no pueden comprobarse, otros que sería aventurado confirmar.
Entre lo irrefutable: se canceló la pensión a expresidentes, se puso a la venta el avión presidencial, ya no existe el Fondo de promociónturística, desaparecieron 51 oficinas de ProMéxico, desapareció el Estado Mayor Presidencial,van más de 10 mil millones de dólares de inver-sión extranjera, no aumentaron impuestos ni han comprado vehículos, nadie puede ganar más que el Presidente, el peso se mantiene…
No es que todas las afirmaciones merezcan aplauso, tampoco que representen en sí una mejora o que sean mérito presidencial, pero son hechos incontrovertibles. Hay otros datos que esperan verificación, como el número de hectáreas donde ya funciona Sembrando Vida, el total de inscritos en Jóvenes Construyendo el Futuro, o que “ya no se tolera la corrupción”.
Algunos más necesitan de cifras para sostenerse. “Prácticamente se acabó con el huachicól”, por ejemplo. O, “hemos establecido una relación amistosa con el gobierno de EU”. Cualquiera lo dudaría a la luz de las más recientes amenazas arancelarias de Trump.
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Hay temas que parecen más eje de campaña, que práctica de gobierno. Tres botones de muestra. Habló, por ejemplo, del Instituto para Devolver al Pueblo lo Robado, pero esa instituciónno existe. Es un sobrenombre que se ha dado, más simbólico que otra cosa, al Sistema de Adquisición y Enajenación de Bienes (SAE) y que, tras la reforma de Extinción de Dominio se convirtió en Instituto de Administración de Bienes y Activos. Que la gasolina no aumentó “en términos reales”, tampoco es del todo verdad. Entre diciembre 2018 y abril 2019, el precio promedio de la premium, magna y diésel aumentó 44 centavos por litro, 1.7%. Si se compara con el mismo periodo del año pasado, el aumento es 7.4% real: 2.17 pesos por litro. También dijo que con su gobierno llegó el fin del fracking. Si bien su administración ordenó suspender la explotación de un pozo mediante esta técnica, aún hay permisos a Pemex para utilizarla (sesión ordinaria Comisión Nacional de Hidrocarburos, 11-02-19).
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La expectativa estaba puesta en los datos económicos. Ahí sí nos quedó a deber. “No hay recesión. Poco, pero estamos creciendo”, dijo.
Venderlo como logro es presumir muy poco. Ese “poco” crecimiento no alcanza a ser lo que prometió se logrará este año. El 2% no llegará a menos que antes aparezca un milagro. Ahí si no hay otros datos. No por ahora.
POR MANUEL LÓPEZ SAN MARTÍN
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