ESTA SEMANA BANXICO que encabeza Alejandro Díaz de León dio a conocer los resultados de la encuesta de junio en torno a las expectativas de la economía por parte de los expertos.
Quizá lo más relevante es que una vez más se ajustó el pronóstico de crecimiento del PIB para 2019 a solo 1.13%. También continuó el descenso para la escena del 2020 que está ya en un avance de apenas 1.66%.
Para nadie fue sorpresa esta situación que obviamente no incluye el impacto adicional que traerá para la confianza del sector privado la revisión de los contratos a los gasoductos que exige la CFE de Manuel Bartlett.
Dado que con ello se afecta la certidumbre jurídica, ya que dichos convenios fueron signados por el gobierno federal, no es descartable que la dinámica siga a la baja y con ello las expectativas económicas de este año y el próximo.
Ahora mismo la actividad atraviesa por un proceso de desaceleración, pero de continuar el desfile de políticas públicas controvertidas, algunos expertos ya no observan tan remoto una recesión para finales del año.
Y es que no hay indicios de que la inversión se pueda recuperar. La privada por la incertidumbre existente y la pública por la contracción del gasto, tanto por la política de austeridad como por su reorientación a programas sociales.
En este escenario también encaja la desaceleración de las importaciones y obviamente del consumo que se ha debilitado. Esta variable fue en 2018 un importante soporte.
En dicha situación claro que influye la desconfianza, pero también la inflación sobre niveles del 4% que para muchas familias ya frente al mostrador puede significar 7%, con aumentos salariales más bien acotados.
Nielsen que dirige Enrique Espinosa de los Monteros y que recoge periódicamente la situación del consumidor mediante un panel de 6 mil 300 hogares, calcula que hasta abril el crecimiento de la canasta total muestra un crecimiento de solo 0.7%. Además las misceláneas que constituyen un universo de un millón de unidades en el país terminaron con una caída de 1.3% en ese mismo lapso.
Ayer la AMIA de Eduardo Solís y la AMDA a cargo de Guillermo Prieto difundieron los datos de la venta de autos a junio. En dicho mes se tuvo una caída del 11.4% y en el acumulado del primer semestre la baja es de 6.4% con 638 mil 597 autos vendidos.
En AMDA que dirige Guillermo Rosales no se observan elementos para creer que la actividad comercial de ese rubro pueda repuntar en la segunda mitad del año.
Es más, se observa un semestre incluso más difícil, de ahí que se hayan ajustado las previsiones de ventas del año ya de por sí pesimistas.
De arranque y en función de la zozobra que vive la economía, se proyectaba una caída del 4.4% contra 2018. Esto habría significado un año con un millón 358 mil unidades.
El nuevo escenario ya visualiza una baja de hasta 8% en este 2019, lo que implicaría ventas por un millón 300 mil unidades. Con ello el tamaño del mercado retrocedería a los niveles del 2013-2014, dada la drástica caída de la confianza del consumidor, ahora mismo más cauteloso por las interrogantes que hay, y la propia inflación.
Así el salvavidas que significó el consumo en ejercicio pasados, da evidencias claras de desinflarse.