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Esos son los otros datos

A un año de la elección, el Presidente no cambia ni un ápice su discurso; tampoco lo harán sus críticos. Así serán los informes, ése es el estilo

OPINIÓN

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El Presidente organizó un evento de autoafirmación de los que veremos a lo largo del sexenio. Es el estilo y es la necesidad del Presidente estar con sus seguidores, transportados a donde él quiera hablar. Al mejor estilo de los años 70, fue un discurso largo, con muchos datos, como acostumbraba Echeverría, fuera de contexto y sin posibilidad de análisis comparativo. Con todo, conviene destacar los ejes del discurso, pues son las premisas de las políticas que prevalecerán en el sexenio: 1. Es política irreductible entregar los beneficios de las políticas sociales directamente a los beneficiarios, sin intermediario alguno y de manera centralizada. El efecto es que el ingreso de muchos se incrementará en términos de pesos. La pregunta es si esa política es más eficiente que el trabajo que se realizaba en las estancias infantiles o en los programas de Prospera. ¿Cómo evaluar? 2. La austeridad es la filosofía del gobierno, del servicio público y la fuente de ahorros multimillonarios. El efecto es disponer de más recursos para políticas sociales. La pregunta es si los recortes de personal, la reducción de ingresos, prestaciones, estudios y equipos de cómputo, afectarán o no la eficiencia del gobierno para prestar servicios de calidad en salud, seguridad y educación. 3. La juventud será atendida a través de becas a estudiantes, obligatoriedad de la educación superior, 100 universidades gratuitas y el programa Jóvenes Construyendo el Futuro. Sin duda, muchos jóvenes estarán ocupados. Habrá que medir la eficiencia a mediano plazo de la política de becas, pues además de estudiar, hay que generar empleos. 4. Los proyectos originales permanecen, pese a cualquier crítica o análisis: Santa Lucía, Tren Maya, refinerías (Dos Bocas), rescate en Pasta de Conchos, Ferrocarril Interoceánico, Tren Ligero de Guadalajara y el tren Toluca–CDMX. Sería bueno conocer el esquema de financiamiento, costos y tiempos para estos proyectos. La promesa es la transparencia. 5. Se gobernará creyendo que se acabó la corrupción, se redujo en 94% el huachicol, se eliminó la condonación de impuestos, el espionaje, los aumentos a la gasolina y todos los privilegios y lujos en el gobierno. 6. Se asume que la economía va e irá bien. Con estabilidad macroeconómica, certeza y confianza, plena estabilidad cambiaria, mucha inversión, nacional y extranjera, seguridad por parte del consumidor y estabilidad cambiaria. Además, la política energética es la mejor y Pemex estará a salvo. Los números del Presidente ofrecen alguna versión de su verdad. En términos del análisis, el problema es medir la capacidad para diseñar políticas, vencer los obstáculos para la implementación (incluso los legales) y ofrecer la información que permita evaluarlas. A un año de la elección, el Presidente no cambia ni un ápice su discurso; tampoco lo harán sus críticos. Así serán los informes, ése es el estilo. A cada dato le llegará su análisis. Por lo pronto, esos son los otros datos y no parecen estar a discusión. Por Arturo Sánchez Gutiérrez