En América Latina la reelección presidencial ha sido un tema de debate permanente que divide opiniones, premiar o castigar al gobierno en turno a través del voto, pero siempre con un dejo de temor dentro del imaginario colectivo, debido a aquellos personajes que quisieron enraizarse en el poder y que dio paso a las distintas dictaduras, de derecha o de izquierda, cruentas, militares, civiles o “perfectas” de las que están llenas las páginas de la historia de las naciones de este subcontinente.
Sin embargo, recientemente ha habido modificaciones a constituciones de algunos países para que se pueda volver a ocupar la Presidencia, como en Brasil, Uruguay o Venezuela.
En México, la tercera transformación fue la Revolución y, como sabemos, (principalmente y de manera somera) se trató de derrocar a Porfirio Díaz e instituir el “Sufragio efectivo, no reelección”, emblema de Madero que es vigente hasta nuestro tiempo. Lo anterior sale a relucir ya que el presidente López Obrador hace unos días, en el marco de la mañanera, firmó ante el fedatario público, Rafael Coello, un certificado en el cual plasma que no buscará la reelección, lo cual remató con la frase “estaré hasta 2024 si el pueblo quiere y me lo permite la ciencia, la naturaleza y el creador”.
En este sentido, el presidente hace patente su compromiso de no estar en la siguiente contienda presidencial, así como no tener intenciones de modificar el artículo 83 de la Constitución, donde ya contempla la no reelección del primer mandatario y mismo enfatiza que “[...] El ciudadano que haya desempeñado el cargo de Presidente de la República [...] en ningún caso y por ningún motivo podrá volver a desempeñar ese puesto”. Pero también deja claro que él es quien marca la agenda nacional con temas que parecerían fuera del debate público, vuelven a aparecer en la prensa y charlas cotidianas como el neoliberalismo, la Conquista y ahora, la reelección presidencial en México.
Ahora bien, el artículo constitucional que sí desea modificar López Obrador es el 35 -Derechos del ciudadano-, para incluir la revocación de mandato en las elecciones intermedias de 2021 y poder llevar a cabo una consulta ciudadana vinculante para continuar en el puesto como titular del Ejecutivo o, en su caso, dimitir.
Al respecto, el Congreso de la Unión deberá revisar con lupa esta modificación constitucional que desea el Presidente, por un lado, y si se aprueba, para dotar de factibilidad, metodología y reglas para las consultas venideras y no se vuelva a caer en una simulación como ocurrió en las encuestas de la cancelación del NAIM y la de la construcción del Tren Maya. Por el otro lado, en lo referente a la revocación de mandato, se deberá de estudiar de manera profunda y minuciosa si es viable y deseable que el Presidente en turno utilice este mecanismo democrático y que no sea sólo para fortalecer la maquinaria del poder y asegurar la permanencia del partido en el gobierno.
Esperemos que tanto senadores como diputados sean conscientes de las implicaciones de esta reforma constitucional y que no se vote sólo por conveniencia partidista.
POR ADRIANA SARUR
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Sufragio efectivo, no reelección... ante notario
“Estaré hasta 2024, si el pueblo quiere y me lo permite la ciencia, la naturaleza y el creador”, sentenció López Obrador