De irracionalidad y superioridad

En el caso de Trump, sus seguidores afirmaran, sin dudar, que el vino de EU es mejor que el francés

En tiempos irracionales, las formulaciones políticas suelen ser igualmente irracionales, como lo demostró el presidente Donald Trump el domingo, al afirmar que "siempre he dicho que el vino estadounidense es mejor que el francés". El problema de esa declaración no es que sea imposible, amén de que se trata de una cuestión de gustos, sino que Trump no bebe vino, ni francés ni estadounidense o de ninguna otra nacionalidad. En otras palabras, no sabe lo que dice. Pero el mandatario sabe lo que sabe, y está convencido de que su conocimiento –o más bien su influencia– es suficiente para hacer creíble su afirmación. Y como en el caso de otros "hombres fuertes", su conocimiento es enciclopédico: va de la construcción de muros en la frontera como solución a problemas sociales y económicos más profundos a la determinación de tratados comerciales a temas de medio ambiente o juicios morales y éticos. En el caso de Trump, sus seguidores más fervientes afirmaran sin dudar que el vino estadounidense es mejor que el francés, aunque sólo beban refrescos de cola o cervezas. Pero les va a parecer lógico por la única razón que puede alegar Trump: es una expresión de fe patriótica, es vino estadounidense. El acto de fe patriótica es importante en todo esto. La reafirmación de superioridad respecto a otras naciones o nacionalidades –sea económica, moral, religiosa, racial– con justificaciones que van de lo cultural a lo legal, de lo ético a lo histórico. Pero estos no son tiempos normales. Los líderes de regímenes autoritarios invocan formas y valores democráticos para justificar sus posturas políticas y hasta su persecución de opositores. En el caso del presidente Trump, se ha dedicado a dividir a los Estados Unidos, no solo entre conservadores y liberales, sino ha profundizado las divisiones entre grupos étnicos y entre sectores rurales y urbanos. Habla ya de que tal vez sus seguidores no querrán que deje la Casa Blanca una vez cumplido el segundo período que está seguro va a ganar. Ciertamente Trump, o sus pares en el mundo no están siempre equivocados. Nadie puede estar en lo correcto o en el error todo el tiempo. Pero tienen en común que no aceptan consejo, son poco tolerantes de la oposición, y por supuesto, que saben lo que saben, sin importar si con eso desafían las leyes de la economía o la física. Del sentido común no se diga: ellos son los árbitros. El mundo se equivoca. Asi, Trump puede declararse en desacuerdo con la lucha contra el cambio climático afirmar que entre los grupos de extrema derecha de su país "hay algunas buenas personas" pero no, por supuesto, en el movimiento "amtifa" (antifascista) y no tener mas programa de gobierno que deshacer lo que promovió su antecesor, el demócrata Barack Obama. Porque como el propio presidente de EU, Donald Trump, afirma nadie ha logrado lo que él ha hecho... POR JOSÉ CARREÑO FIGUERAS JOSE.CARRENO@HERALDODEMEXICO.COM.MX @CARRENOJOSE1