Ha pasado un año de la elección de López Obrador como presidente de México y lo que hemos visto es una administración que se sustenta en una retórica vacía, que busca el aplauso fácil, sostiene sus malas decisiones en “consultas” a mano alzada, y en la que priva la improvisación, el dogmatismo partidista y el reparto de dinero en efectivo, mientras que la realidad es que vivimos en un país sumergido en la violencia y la polarización.
La llamada Cuarta Transformación ha significado un duro golpe a las finanzas del Estado mexicano, pues nuestra economía, la segunda más importante de América Latina, se contrajo 0.2% en el primer trimestre de 2019. Por si fuera poco, la generación de empleos en mayo registró una caída de 88% respecto a 2018. La cancelación de una obra como el Aeropuerto de Texcoco, sin elementos técnicos, representa una deuda de 270 mil millones de pesos, cuando su construcción necesitaría una inversión de sólo 88 mmdp; pero lo más grave es que ese acto significó la pérdida de la confianza en los inversionistas extranjeros que se ha visto reflejada en la caída de 16.8% de inversión pública en abril pasado.
Los grandes recortes hechos a sectores como la salud golpean a los más necesitados; México pasó de destinar 2.8% de su PIB en 2012 a 2.4% en 2019, lo que se traduce en que hay menos médicos y enfermeras en los hospitales, no hay medicamentos y los niños enfermos de cáncer no reciben sus quimioterapias.
En materia de seguridad, pese a tener la mayoría en ambas cámaras del Congreso, el Ejecutivo ha sido incapaz de implementar una política pública que disminuya la violencia; la Guardia Nacional se estrenó como patrulla fronteriza cazando migrantes. Mientras tanto, a los mexicanos nos sigue matando la delincuencia: el primer semestre de este gobierno fue el más violento con 17 mil 500 homicidios.
Pero el tabasqueño ha hecho de su gobierno una plataforma electoral para su partido. Su forma de comunicar, a través de las conferencias mañaneras, le permite mantener una campaña permanente. Según Verificado, de un total de 92 frases del Presidente, de diciembre de 2018 a mayo de 2019, sólo 43.5% son verdaderas.
Nuestra política exterior es oprobiosa porque se basa en criterios políticos, sometiéndose a EU y respaldando regímenes autoritarios como el de Nicolás Maduro; la ausencia el presidente en la cumbre del G20 fue perder una oportunidad de oro, en ese evento los presidentes de Estados Unidos y China hicieron una tregua a su guerra comercial. Morena prometió una solución fácil a los problemas más graves del país por lo que la decepción es cada día mayor; a un año de la elección en 2018, ¿qué se celebró? Porque las cosas van de mal en peor. El Presidente se ha encargado de polarizar a los mexicanos en lugar de ser un conducto de unidad nacional. Como mexicanos no podemos permitir que Morena se convierta en el partido hegemónico que monopolice el sistema político como lo hizo el PRI.
Por Mariana Gómez del Campo
¿Y, qué se celebra?
La Cuarta Transformación ha significado un duro golpe a las finanzas del Estado mexicano