Pacificar al país es el gran reto. La violencia está fuera de control y la inseguridad atropella a los mexicanos. La descomposición no la generó el gobierno de AMLO, pero sí le toca resolverla. Y rápido. El país es una olla exprés.
Vivimos muchos dramas. Los 30 mil homicidios dolosos que dejó 2018, el año más sangriento en la historia, y los 17 mil del primer semestre de 2019 son un drama, como lo son las más de mil 300 fosas clandestinas que tienen al país convertido en cementerio (CNDH), el autogobierno en 50% de las cárceles (CNDH), el incremento en más de 28% de los secuestros en lo que va del año (SNSP) o los más de 40 mil desaparecidos (CNB).
La violencia nos pasa por encima, las tragedias enlutan a millones y pintan de rojo México. Las soluciones mágicas no existen. Las palabras, ya se vio, no alcanzan.
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El Presidente decidió reconocer lo que está a la vista de todos: la crisis de inseguridad. Buena cosa, cuando estamos acostumbrados a políticos que niegan la realidad. Pero reconocer es apenas el primer paso. El jueves, en la mañanera dijo lo que todos sabíamos, pero en el gobierno capitalino se negaban a aceptar.
“Al principio se pensó que no haría falta la Guardia Nacional en la Ciudad de México, pero por la situación que se padece, sí va haber Guardia Nacional en todo el territorio de la Ciudad de México”, señaló. El domingo, en el Campo Marte, durante la puesta en marcha de la Guardia Nacional, otra vez se sinceró. Lo hecho hasta ahora es insuficiente.
“Tenemos como pendiente resolver el grave problema de la inseguridad y la violencia, ahí no podemos decir que se ha avanzado, ahí desgraciadamente prevalecen las mismas condiciones que heredamos de los gobiernos anteriores”, dijo. El lunes, en el Zócalo, reconoció otra vez esa terca realidad.
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La herencia de violencia tiene responsables. Las fallidas estrategias de Calderón y Peña dispararon la violencia. Las políticas de combate al crimen dejaron 250 mil asesinatos en 12 años. Hoy, parece haber interés del gobierno y reconocimiento de la situación. La Guardia no puede fracasar. No hay margen para eso. Me quedo con un fragmento de lo dicho por el jefe de la GN, el general Luis Rodríguez Bucio: “No habrá descanso, no habrá tregua… queremos que esta institución sea histórica y que la sociedad vea cumplido su más grande anhelo: vivir en un país con paz y seguridad”. Y otro del Presidente. “Del trabajo de ustedes va a depender que llevemos a cabo la cuarta transformación de la vida pública en México”, aseguró.
Ojalá haya éxito porque después de la Guardia ya no hay nada. Con la Guardia nos jugamos el resto como país, y el Presidente su principal bandera: pacificar a México.
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-Off the record: ¿Armando Ríos Piter en el equipo del próximo gobernador de Puebla, Miguel Barbosa?
Por MANUEL LÓPEZ SAN MARTÍN
Guardia Nacional, todo o nada
La violencia nos pasa por encima y pinta de rojo México