Retrocesos en congresos de los estados

Algo extraño está ocurriendo en los congresos de algunos estados, donde estamos viendo un retroceso de los avances democráticos que tuvo el país en los últimos 30 años, lo que, sin duda, debe ser motivo de preocupación para todo para poner acción y evitar que siga ocurriendo.

Todos sabemos del escándalo en el Congreso de Baja California, que amplió de dos a cinco años el periodo de gobierno de Jaime Bonilla, sin importar las repercusiones jurídicas y políticas que ello tendría, por desgracia, las cosas no paran ahí.

El caso más reciente ocurrió en el Congreso de Yucatán, donde por segunda ocasión, los legisladores rechazaron avalar las reformar al artículo 94 de la Constitución de aquella entidad para permitir el matrimonio igualitario que ya existe en 19 estados del país.

La decisión tiene muchos puntos por los cuales se puede cuestionar.

Primero, es una acción que va en contra de la realidad en el país, el deseo de personas del mismo sexo de unir sus vidas y gozar de los mismos derechos de herencia, seguridad social y todos los beneficios y obligaciones de las parejas heterosexuales.

Después, porque la votación se hizo de manera ilegal, en secreto, ocultando quiénes fueron los 15 diputados y los partidos que rechazaron la propuesta que sólo contribuye a acentuar la discriminación que enfrentan quienes deciden expresar sus preferencias sexuales.

Como si viviéramos en el México de los 70, cuando se perseguía y discriminaba a quienes expresaban su amor y preferencia sexual, lo que vimos en el Congreso de Yucatán fue un retroceso, pues un grupo de legisladores temerosos de reconocer la realidad y otorgar derechos a todas las parejas que desean unir sus vidas, les negaron ese derecho.

La noticia del rechazo de la reforma a la Constitución yucateca genera indignación en el PRD y en los sectores progresistas que hemos luchado por el reconocimiento pleno de todas las formas de amar y formar familias. Por eso hacemos una severa crítica a los diputados que la rechazaron por segunda ocasión.

El matrimonio igualitario es un derecho que ha costado muchas vidas, mucha discriminación y mucha movilización, por eso no entendemos por qué se rechazó, generando que quienes deseen casarse, deben interponer un amparo o hacerlo en alguno de los estados donde si está permitido.

No se puede entender cómo es posible que en pleno siglo XXI los prejuicios sigan imponiéndose ni tampoco entendemos por qué no se ha logrado el matrimonio igualitario en todo país. El debate debía estar superado y los políticos centrados en otros temas, pero mientras el miedo y la cerrazón prevalezcan, seguiremos alzando la voz en defensa de todo aquel que lo necesite.

POR KAREN QUIROGA ANGUIANO

COLABORADORA

@KARENQUIROGAA

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