Leviatán y periodismo: la vigencia de Orwell

De acuerdo con el reporte Freedom in the World, en la década pasada, la libertad de prensa se ha deteriorado en el mundo por la aplicación de medidas represivas, tanto en sociedades abiertas como en estados autoritarios. Esta tendencia se agudiza en Eurasia y Medio Oriente, donde prevalecen los sistemas dictatoriales más arbitrarios.

En clara alusión a lo que sucede allende nuestra frontera norte, el reporte afirma que la libertad de prensa es fundamental para el funcionamiento de la democracia y, agrega, que si “los poderes democráticos no promueven la independencia de los medios […] la prensa libre podría estar en vías de extinción”. El resultado no puede ser sino la pérdida de libertades y la gobernanza democrática.

Nada de esto es nuevo y el déjà vu está marcado por el pesimismo. El fenómeno no puede disociarse de la avalancha populista que recorre el mundo, con líderes que se presentan como defensores de una minoría agraviada frente a élites liberales y minorías étnicas, y proponen que el interés de la nación debe imponerse a la utilidad de la democracia.

En México, el presidente López Obrador ha tenido desencuentros con la prensa y no es excepcional que en el transcurso de sus conferencias mañaneras se fustigue a periodistas o medios disidentes. Desde el advenimiento del pluralismo –a mediados de los 90– no se habían trastocado de manera tan profunda las libertades, en especial la de expresión. Pero la reacción de las sociedades ante este asalto no se ha hecho esperar.

En los días posteriores a la toma de posesión de Donald Trump, la novela más famosa de George Orwell, 1984, incrementó sus ventas en más de 10,000 por ciento. En las situaciones límite, cuando la verdad y las libertades son amenazadas, regresamos a los clásicos en busca de respuestas.

Orwell importa y tiene vigencia, porque padeció la censura en carne propia cuando intentó publicar Rebelión en la granja (texto multicitado aunque tergiversado por los publicistas del lopezobradorismo). Para Orwell, el mayor enemigo de la prensa libre es la “cobardía intelectual” de la prensa misma. Si la libertad significa algo, escribe, es que “simboliza el derecho de decirle a la gente lo que no quiere escuchar”.

En Freedom of the Press, ensayo que Orwell escribió pensando en un prefacio para Rebelión en la Granja, propone que la libertad —como lo quería Rosa Luxemburgo— es la “libertad del otro”. Es el mismo principio contenido en las famosas palabras de Voltaire: “Detesto lo que dices, pero defenderé hasta la muerte tu derecho a decirlo”.

Las democracias liberales se sostienen por el precepto de que todos los seres humanos tienen el derecho a decir y escribir lo que les apetezca. Es indefendible erradicar la libertad de pensamiento. La democracia no puede sobrevivir con medidas dictatoriales propias de los totalitarismos. En la gran empresa de proteger la democracia de la tentación totalitaria, Orwell nunca dejará de ser nuestro principal aliado.

POR ALEJANDRO ECHEGARAY

POLITÓLOGO

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