Una noche de la primavera pasada un par de judiciales tocó en la puerta de casa de mi madre. Uno de ellos llevaba en una mano una credencial del INE del vecino de enfrente, un arquitecto honrado que en los 25 años de conocerlo nunca supimos que anduviera en líos. Obviamente mi madre no soltó información. Pero lo que escuchó enseguida la obligó a respirar profundo y marcar por teléfono a sus familiares. El arquitecto acababa de ser ejecutado por los rumbos de Coapa, en la Ciudad de México, por unos sujetos a bordo de una motocicleta, enojados porque no quiso bajarse de la Voyager para entregarles la camioneta que había comprado a plazos.
Casi todos tenemos un conocido que ha sido atacado por motociclistas, o lo hemos visto en noticias o redes sociales. Incluso, cuando detenemos el auto en un semáforo y vemos al acompañante de la moto clavar la mirada, con el casco puesto, hacía el interior de nuestro auto, sentimos que ya valió madres.
Apenas el 24 de junio se viralizó una persecución inusitada en Polanco: el conductor de una camioneta negra le cerró la ruta a dos ampones enmotociclados que acabaron de hocico, después de quitarle 80 mil pesos a una señora, luego se levantaron y corrieron como ratas. La imagen muestra a un tercer actor bajándose de su auto y persiguiéndolos con pistola en mano.
La delincuencia motorizada en la ciudad se convirtió en un problemón público. Justo dos días después de esa persecución viral, hasta el Senado emitió una alerta: robo en motos preocupación de las grandes urbes. No sólo se usan para quitar pertenencias, sino que llegan a herir o asesinar. Nomás del 5 de diciembre al 12 de marzo se abrieron 350 investigaciones por delitos en moto. La cifra se disparó en más de 25 por ciento en el último año.
Es más grave, sin embargo, de lo que se ve. La gente no denuncia. La gota que derramó el vaso fue el atraco a Julio César Chávez, nuestra máxima gloria del boxeo. Un par de malandros emparejó en una moto deportiva al auto donde viajaban JC y su acompañante. Al detener la marcha en un alto, le pusieron una fusca en la cabeza para arrancarle una cadena y su reloj de 400 mil pesos.
El campeón despotricó por la inseguridad, pero no denunció.
Los diputados de Morena no le están ayudando a la jefa de Gobierno, Claudia Sheinbaum. Los diputados del PAN, Christian von Roehrich, y del PRI, Guillermo Lerdo de Tejada, propusieron poner el número de placas de manera más visible en chalecos o en el casco, pero Leti Varela, presidenta de la Comisión de Seguridad, y otros diputados de Morena, argumentaron que eso genera inconformidad de los motociclistas. Pero Varela no ha presentado otra estrategia para abatir el índice, por lo tanto, debe hacerse responsable de todos los delitos en moto.
UPPERCUT: En Bogotá, Colombia, se prohibió el uso del ocupante trasero a bordo de las motocicletas. Diputada Leti, diputados de la ciudad: pónganse a trabajar, en serio.
POR ALEJANDRO SÁNCHEZ
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