Apenas la semana pasada, la Secretaría del Bienestar, que dirige María Luisa Albores, reconocía la importancia que tiene el Coneval, toda vez que, según la dependencia, la evaluación de los programas sociales y la medición de la pobreza en México son estratégicas para la correcta implementación de políticas públicas efectivas.
Y ante las versiones de que tan sagrada institución podría pasar a mejor vida, aclaraba: “No existe un proceso de desmantelamiento del Coneval”, y consideraba fundamental que continuara operando con normalidad en pleno ejercicio de sus funciones como órgano de observación y evaluación de la política social.
Hoy los observadores políticos califican como vil hipocresía todo lo expresado, después de que el presidente Andrés Manuel López Obrador dijo sobre el Coneval lo siguiente: “No lo descartamos (darle cuello al Coneval), porque la verdad abusaron con la creación de todos estos organismos, aparatos burocráticos onerosos sin beneficio, llenaron de oficinas, de instituciones supuestamente autónomas, independientes. Se puso de moda todo eso.
Imagínense, más de 200 trabajadores y los de arriba bien servidos, sueldos de 200 mil y hasta 300 mil pesos mensuales”. Además, para medir la pobreza también se tiene al Inegi, y el presupuesto del Coneval podría utilizarse para combatir ese flagelo, subrayó.
Según la información oficial, distribuida hace seis días por la secretaria del Bienestar, el presupuesto para estudios e investigaciones asignado al Coneval para 2019 es de 89.6 millones de pesos, de los cuales 45.7% está en manos del Coneval, que sólo ha ejercido 4.6 millones.
En ningún momento ha estado limitado financieramente para realizar estudios e investigaciones propios a sus labores, aclaró la dependencia, que se adornó diciendo: la nueva política de bienestar busca hacer efectivos los derechos de las personas, combatir la desigualdad y erradicar la pobreza extrema.
Estamos seguros de que el Coneval tiene un papel crucial en estos objetivos. ¡Pues tenía, Ama!, exclaman los espectadores, porque todo indica que le van a dar cuello. La realidad es que desde su creación, en 2004, como organismo público descentralizado agrupado y coordinado por la Sedesol, y su transformación en 2014, como organismo constitucional autónomo, el Coneval fue visto como una elefantiásica y cuasi inútil institución, que en el sexenio pasado se convirtió en tapadera del Ejecutivo en algunos esquemas, como la Cruzada Nacional Contra el Hambre, que Rosario Robles, Chayito, presumió como un exitazo de taquilla.
Como para la 4T la estrategia para combatir la pobreza y obtener votos es regalar dinero a los pobres, pues ya no requerirá de un organismo que mida la miseria, ni siquiera el Inegi.
POR LUIS SOTO
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