Una de las razones por las que a veces quiero despotricar del lugar es porque no abre los domingos.
Cómo me gusta comer ahí huevos Azcapotzalco, sopa de fideo con menudencias, tequila -el número 1 de siempre, ¿verdad, señora?-, los moles, los postres, las historias de Elena y el recorrido por el territorio del vino mexicano. Soy cliente asidua y enamorada de Nicos.
Gerardo está en todo. Siempre conversamos de alguna novedad, desde el dulcero y los gaznates, hasta la fábrica de platitos de peltre cercana o el más bonito de los tortilleros de mi colección, que me dio hace unos años en aquella mesa de la esquinita.
Leo ahora con enorme gusto que la revista Wine Spectator dio a conocer la lista de los restaurantes en todo el mundo con “cartas de vinos excepcionales”.
Premian menús de vinos temáticos, cartas de vino con las mejores etiquetas y añadas, y también a los restaurantes con un número considerable de etiquetas de grandes productores, con añadas y formatos importantes y, desde luego, el servicio. Y Nicos está galardonado.
Siendo yo una gran promotora de mi país, celebro que Gerardo, con el invaluable apoyo de René (que gane la mejor) y Fer, haya puesto empeño en formar una gran carta de vino mexicano que acompañe una gran propuesta de cocina mexicana. En Nicos puedes probar los muy buenos de los valles de Baja California, pero también novedades de Querétaro, y joyitas de Coahuila o San Luis Potosí.
Me encanta cómo han dividido las secciones, la de “territorios conquistados”, es decir, los vinos producidos por mexicanos en otras partes del mundo, la de vino mexicano desde luego, y la de “caprichos del chef”, aquellos favoritos de Gerardo Vázquez Lugo en donde nunca faltan las burbujas que, como él, siempre celebran.
Más razones para volver, y más razones para que Nicos abra los domingos.
POR VALENTINA ORTIZ MONASTERIO
CGASTROLAB@HERALDODEMEXICO.COM.MX
@VALEOM
edp