Hace más de medio siglo que los grecochipriotas se apropiaron violentamente de la República de Chipre en, 1963, establecida por los Tratados de 1960 y basada en una asociación entre los turcochipriotas y los grecochipriotas, sobre la base de la igualdad política.
Debido a la actitud intransigente de la parte grecochipriota, los procesos de negociación llevados a cabo bajo los auspicios de Naciones Unidas desde el año 1968 no han dado resultados positivos. A pesar del enfoque constructivo mostrado por Turquía y la República Turca de Chipre del Norte (RTCN), el último proceso de negociación también fracasó, ya que la última ronda de los procesos de solución global, la Conferencia sobre Chipre, se cerró sin resultados en Crans Montana, en el mes de julio de 2017.
La razón del fracaso es que la parte grecochipriota se niega a compartir el poder.
Grecochipriota no está dispuesta a compartir el poder político ni los recursos naturales con los turcochipriotas. Mediante sus actividades unilaterales relacionadas con los hidrocarburos, la administración grecochipriota no sólo ignora los derechos inherentes de los turcochipriotas sobre los recursos naturales, sino que también viola los derechos de Turquía.
La cuestión de los hidrocarburos en el Mediterráneo oriental tiene dos aspectos. Uno está relacionado con la protección de los derechos de la plataforma continental de Turquía, y el otro es la propia cuestión de Chipre.
Al tener la costa más larga del Mediterráneo oriental, Turquía protege sus derechos e intereses. No es correcto establecer un vínculo directo entre este asunto y la cuestión de Chipre. De hecho, continuamos con nuestras actividades de exploración y perforación dentro de las áreas –donde hemos registrado nuestros derechos sobre la plataforma continental tanto geográficamente como legalmente ante la ONU a partir de 2004– dentro de las cuales nuestro gobierno otorgó licencias a la Corporación Turca de Petróleo (TPAO) en 2009 y 2012.
La segunda dimensión se refiere a la protección, de conformidad con el derecho internacional, de los derechos inalienables de los turcochipriotas, quienes son los copropietarios de la isla. En este sentido, apoyamos firmemente a la RTCN. Nuestras actividades, por las que el gobierno turcochipriota concedió licencias a la TPAO en 2011, se enmarcan en este contexto.
A menos que los grecochipriotas opten por la cooperación, que incluye un mecanismo conjunto de toma de decisiones con los turcochipriotas, el asociado en pie de igualdad de la isla, y a menos que se establezca un mecanismo de cooperación, como se prevé en la propuesta del 13 de julio, Turquía proseguirá con sus activdades, en las zonas donde la República Turca de Chipre del Norte otorgó licencias a la TPAO.
Estamos a favor de la paz y la estabilidad en el Mediterráneo oriental. En términos de historia y geopolítica, Turquía se encuentra en una posición clave para la estabilidad y la seguridad de la región. Cualquier búsqueda de asociación y cooperación que pretenda excluir a Turquía de la región está destinada al fracaso.
Es evidente que los turcochipriotas son las víctimas del statu quo en la isla. Nunca permitiremos que los turcochipriotas, quienes habían aprobado el Plan Annan –que fue rechazado por el pueblo grecochipriota–, han hecho todo por encontrar una solución, los sacrificios que se esperaban de ellos y han mostrado una actitud positiva y constructiva en la Conferencia de Chipre que concluyó en julio de 2017 en Crans Montana, paguen el precio por no llegar a ningún acuerdo. Turquía nunca ha dejado solos a los turcochipriotas y ha hecho todo por proteger sus derechos e intereses. Turquía nunca escatimará esfuerzos en este sentido en el futuro.
*Ministro de Asuntos Exteriores
de la República de Turquía
Si no cumplen con la propuesta, seguiremos nuestro propio camino
La parte grecochi-priota no está dispuesta a compartir el poder político y tampoco los recursos naturales de la isla con los turcochi-priotas.