Personas que transforman con orgullo

La existencia de un abanico amplio y colorido de orientaciones sexuales y diversidad de género, no es un invento ni de este siglo ni de ninguna generación en particular. La gama de términos que nos ayudan a entendernos e identificarnos como personas cambia, se modifica, crece y se transforma a medida que pasa el tiempo, para que quepamos todas, para que nadie se quede fuera. Y es por eso que las siglas LGTB hace tiempo que dejaron de ser cuatro letras para ser mucho más.

LGBTQIA+, es uno de los muchos paraguas que hoy en día utilizamos para referirnos a personas que no se identifican como cisgénero o heterosexuales. Y quizás podemos empezar por ahí. Una personas cisgénero es aquella cuya identidad de género coincide con su fenotipo sexual y, una persona heterosexual, es aquella que siente atracción sexual por el sexo o género opuesto al suyo, entendiendo que simplificamos al entender hombre/mujer y femenino/masculino como puntos opuestos de un espectro que poco tiene de lineal.

Lesbinas, gays, bisexuales, transexuales, trangéneros, travestis, queers, intersexuales y asexuales (más todas aquellas defininciones que nos podemos estar olvidando sin querer y por ignorancia, y todas aquellas que vendrán después), son apellidos que no facilitan la existencia a nadie. Pocos días después de haber celebrado el 41 aniversario de un orgullo mexicano, orgulloso de estar y ser noticia, no podemos olvidarnos de que dentro de estas fronteras la realidad no es pareja en cada esquina.

Y es que no es suficiente con que el primer artículo de la constitución sienta las bases para tener una sociedad libre de discriminación, y no lo es porque al menos 76 personas LGBTQIA+ son asesinadas cada año por ser, por existir, por querer y seguir queriendo más. Y aunque estos crímenes son considerados de odio, sólo el 10% son investigados así, y lo que es peor, se estima que sólo se denuncian el 25% de los que suceden. Así que contemos. No porcentajes, ni hasta 2 ni hasta 76, sino los unos con los otros para seguir adelante. Por aunque el matrimonio igualitario ya está reconocido por los 31 estados, y con él, también derechos fundamentales como el acceso a una pensión alimenticia, herencias y cobertura de la seguridad social, queda mucho por hacer, mucho por cambiar una realidad que habla y sacude cuando explica porcentajes de trastornos mentales, riesgo de alcoholismo, o ideas e intentos de suicidio entre una población que se ve y se siente, pero no tanto, pero no suficiente.

Y de esto saben mucho personas que transforman como Diego Esquivel Vilchis, quien dedica sus horas a dar talleres, pláticas y cursos sobre educación en derechos sexuales y reproductivos, desde Michoacán, pero llegando mucho más lejos. Como cuando para conmemorar el día internacional contra la homofobia, transfobia y la bifobia, organizó un Besatón en el centro histórico de Morelia. O cuando hace años, en la universidad, convocó un día faldero para cuestionar los roles de género invitando a los hombres a presentarse a su jornada académica en falda. O ahora como coordinador general de un plan de acción social estatal de educación en derechos sexuales y reproductivos para prevenir la violencia contra las mujeres y la comunidad lgbtqia+.

Y como Diego, hay muchas más personas transformadoras transformando México. Sólo hace falta abrir ojos, orejas y, sobre todo corazón, para encontrar inspiración y ganas de seguir transformando.

Sara Lee Wolfe
Líder Global de Comunidades
Ashoka ChangeMakers
Instagram: saaraaleee