Directa e indirectamente, el líder nacional del PAN, Marko Cortés, es responsable del albazo legislativo que culminó con la aprobación de la ley Bonilla, en Baja California.
Cortés permitió que el diputado local Carlos Torres continuara en las filas de su partido y como jefe de su fracción parlamentaria, a pesar de que en marzo renunció a hacer campaña por el blanquiazul en las elecciones locales.
Hoy, a Torres Torres, que sigue siendo panista, se le atribuye toda la operación política para que siete de sus diputados aprobaran la reforma que extiende de dos a cinco años el periodo de gobierno del próximo mandatario estatal, Jaime Bonilla.
El origen de esta historia se remonta al 12 de marzo de este año, cuando a través de una carta que envió a Cortés y que publicó en sus redes sociales, Torres le hizo saber que “por motivos personales” no se sumaría a las actividades de proselitismo de su propio partido.
Muchos panistas paisanos suyos y del centro del país tomaron el mensaje como un acto de traición, por lo que solicitaron a su líder nacional que no sólo sancionara aquella conducta, sino que lo expulsaran de las filas de Acción Nacional.
Cortés hizo caso omiso.
De una u otra forma sabía lo que podía pasar, porque en Tijuana y Mexicali “todo mundo” sabía cuáles eran los motivos personales que habían alejado a Torres de su partido y de su candidato a la gubernatura, Óscar Vega, que a la postre perdió la elección.
Esos motivos personales no eran otra cosa que su relación sentimental con la alcaldesa electa de Mexicali, la morenista Marina del Pilar Ávila.
Sin ánimo de interferir en la vida privada de dos políticos, el tema es que la relación personal de Torres con Pilar Ávila dio pie a que todo mundo pensará que esa fue la verdadera razón por la que no sólo se alejó del PAN, sino que tejió toda una estrategia y “amarró” a siete diputados panistas para beneficiar al gobernador electo de Morena.
El tema es analizado por integrantes del CEN del PAN, porque Marko Cortés, me dicen, incurrió en una grave omisión.
Por lo pronto, los diputados panistas que avalaron la ley Bonilla les están facilitando el trabajo.
Ayer, seis de ellos renunciaron a su grupo parlamentario, incluido Carlos Torres, aunque éste ya está más para allá que para acá, sentimental y políticamente hablando.
Ayer mismo, también, Jaime Bonilla mostró fotos en las que aparece nada más y nada menos que con la pareja del momento: Carlos Torres y Marina del Pilar.
El pretexto fue la presentación de un proyecto para el rescate y la modernización el centro histórico de Mexicali, aunque a estas alturas del partido, eso es lo de menos.
Y como dice el filósofo… Nomeacuerdo: “El cinismo es una forma antipática de decir la verdad”.
POR ALFREDO GONZÁLEZ CASTRO
ALFREDO.GONZALEZ@HERALDODEMEXICO.COM.MX
@ALFREDOLEZ
La historia detrás de la Ley Bonilla
Aparece una relación personal-sentimental en medio del madruguete legislativo de la polémica reforma en BC