Aquí es donde radica el primer mérito de Alejandro Gou como empresario y de la puesta en escena. Jesucristo Súper Estrella reúne a grandes estrellas de la música pop y a grandes exponentes del teatro musical. El resultado es la generación de nuevos públicos. Los que siguen a los musicales seguramente asistirían, pero ahora suma al público que rara vez acude a verlos, pero que sí va a conciertos. Y el que la temporada esté prácticamente agotada es muestra de ello.
He visto 12 versiones de este musical, incluyendo la película. Nacido como “álbum conceptual”, cada puesta en escena siempre es diferente y casi nunca realista. Esta vez el director nos lleva a situar a los personajes en un lugar destruido, semi realista. Un cataclismo ha ocurrido, una ciudad rota, un lugar que como mexicana podría interpretar como la ciudad después del sismo y la comunidad que se genera en los “claros” alejados de estructuras rotas que es donde el personaje principal puede llevar su mensaje de esperanza a una audiencia muy incluyente, tanto en género, orientación sexual y edades, incluyendo niños, símbolos de la esperanza misma. Mientras que el Sanedrín, en cambio, decide desde la altura de los grandes edificios, emulando grandes corporativos gracias a una tecnología de video y mapeo excepcional.
No veremos a la Magdalena prostituta que proponen en “El templo”, es una damnificada más del caos que emana de la destrucción. Es la segunda vez que vemos a Eric Rubín personificando a Judas, que, en su tormenta interior, termina “limpiándose” en un verdadero “llover en el escenario”, mientras personajes de negro con paraguas, emulando el cuadro de Magritte como hombres de alas negras, son los demonios, sus propios demonios bajo la tormenta.
El segundo acto es muy poderoso, ya que la tesis de la obra en los finales de los 60 se cuestionaba qué pasaría si Jesús hubiera accedido a los medios masivos de comunicación, ampliando aquí la pregunta y llevándolo a las redes sociales, y aprovechando la multimedia, plasmando en imágenes lo que verdaderamente carga en su cruz el sufrimiento del Cristo de hoy en día en Youtube y el Instagram.
Es de los pocos musicales que cada canción es un hito y que no requiere de tanta producción para generar mayor valor. Sin embargo, lo que se logra con la tecnología en el escenario refuerza más y más el sentido de cada una de las canciones y su significado, aminorando, en pocos casos, que una que otra de estas estrellas del pop no llegan a ciertas notas.
Esto es “pecata minuta” para el gran objetivo de la generación de los nuevos públicos y de la propuesta en conjunto, aunque los obsesivos de la perfección en un musical puedan decepcionarse. Cuando creíste que ya viste todo, seguro habrá algo nuevo y sin escatimar. Una gran apuesta que vuelve posible el retorno con ojos nuevos de Jesucristo Superestrella.
POR REBECA MORENO
Jesucristo Superestrella
Fue una insólita noche de estreno que no sólo reunió a la gran familia del teatro en México