Siempre estuvimos de acuerdo con Urzúa

Los problemas económicos que tendremos este cierre de año son ilustrados por Urzúa muy claramente

Siempre estuvimos de acuerdo con Urzúa, pero hasta ahora lo sabemos.

La multicitada carta de renuncia de Carlos Urzúa da para varios propósitos de análisis: el más elemental, las grandes diferencias que existen en el gobierno de Morena, sobre todo en el primer círculo de influencia del titular del Ejecutivo; la tensión actual entre la política hacendaria y la política energética; y la imposición de la ideología sobre lo que podría ser bueno para todos, los qués por encima de los cómos.

Pero también, la carta de Urzúa evidencia de manera clara y transparente, las razones por las que la economía va a sufrir un choque provocado por el cúmulo de varias políticas internas que se han aplicado en los últimos casi ocho meses.

Los problemas económicos que se avecinan en México no tendrán como razón una crisis internacional, o una reducción significativa en la demanda en Estados Unidos, como la que hubo en 2016, donde el sector industrial de nuestro principal socio comercial se contrajo en -1.2% y amenazaba a nuestra economía y nuestras calificaciones crediticias, pero que con buenas políticas pudo sortearse, lográndose un crecimiento económico de más de cinco veces el crecimiento que tendremos este 2019 y lográndose también no sólo que no nos bajaran las calificaciones crediticias del país, sino que nos pusieran perspectiva estable.

Los problemas económicos que tendremos este cierre de año y sobre los cuales hemos ido poniendo énfasis vez tras vez, son ilustrados por Carlos Urzúa muy claramente y constan de la suma de la cancelación del nuevo aeropuerto; el litigio de los proyectos de gas de la Comisión Federal de Electricidad (ambas decisiones generan incertidumbre en el sector privado y menor inversión para el crecimiento y la generación de empleos); más la construcción del aeropuerto de Santa Lucía; más el direccionamiento de recursos a proyectos endebles e inviables, como la refinería de Dos Bocas o el Tren Maya; más los excesivos recortes presupuestales que reducen la inversión y afectan el crecimiento económico; más inviabilidad del excesivo gasto social vis a vis la reducción de ingresos presupuestales por un menor crecimiento al planeado; más un mayor pago de intereses de deuda soberana, de Petróleos Mexicanos (Pemex) y de CFE por las bajas de calificación al no contarse con planes sólidos para las empresas productivas del Estado y, en general, para todo el sector energético del país.

El recientemente presentado plan de negocios de Pemex resultó decepcionante para los mercados e inversionistas porque queda claro que la empresa petrolera nacional necesita recursos, pero del sector privado nacional y extranjero, no del sector público porque el dinero simplemente no va a alcanzar y se va a deteriorar la posición financiera del país, del soberano.

Ésta es la bomba de tiempo de la cual deja clara evidencia Carlos Urzúa Macías.

POR VANESSA RUBIO 

SENADORA DEL PRI 

@VRUBIOMARQUEZ