El Brexit ¿drama o comedia?

Los promotores de esa medida no tenían, ni tienen, un plan sobre cómo hacer la salida que promovieron

La "tragicomedia" del Brexit, la salida de Gran Bretaña de la Unión Europea, cumple el martes un nuevo capítulo con la elección de un nuevo líder del Partido Conservador y en las circunstancias actuales, un nuevo primer ministro encargado de llevar adelante lo que parece imposible la tarea de poner de acuerdo posiciones casi irreconciliables. Esas diferencias de posición no son, sin embargo, las de Londres y Bruselas, que ciertamente las tienen. Se refieren más bien a las que separan a los partidarios de las diferentes visiones de salida, dentro del propio partido gobernante, que hicieron imposible la tarea de una Theresa May que simplemente vio crecer su incapacidad de negociar con Bruselas mientras era saboteada por miembros de su propio partido. Para hacer las cosas más dramáticamente cómicas, los promotores del Brexit no tenían, ni tienen, un plan sobre cómo hacer la salida que promovieron. Y eso se ha reflejado en los debates políticos de los últimos tres años. Paralelamente y junto con esa situación, están las complicaciones que aportan la considerable renuencia al Brexit, significada por las presiones del opositor Partido Laborista –que se pronuncia incluso por un nuevo referendo– y las conveniencias en partes de Reino Unido, que como Escocia e Irlanda del Norte tienen motivos propios para estar en profundo desacuerdo con dejar la UE. Los escoceses buscan ahora un nuevo referendo independentista –que ocurrirá el próximo año– y los irlandeses de tratar de llegar a un acuerdo que no cree conflictos en la que es efectivamente la única frontera física entre Reino Unido y la UE: entre Irlanda del Norte y la República de Irlanda, que es miembro de la Unión Europea y donde la situación fronteriza tiene un enorme simbolismo político por la vinculación entre una frontera "blanda" y una "dura" con la pacificación. Para los irlandeses, esa consideración supercede a las preocupaciones de los ingleses. A todo ello hay que agregar la creciente evidencia de que el Brexit no será el bono que prometían sus promotores, sino un revés económico que se dejará sentir en el bolsillo de los ingleses. El que hasta ayer aparecía como el más viable ganador de la elección por el liderazgo es Boris Johnson, considerado como "el rostro" de la campaña por la salida británica, que junto con el eurodiputado Neil Farage, ofrecía que el final de la participación británica en la UE sería un beneficio. Pero la primeras señales son de que será un golpe a los bolsillos de los británicos en general , aunque las estimaciones son divergentes. Johnson inició su campaña con promesas de salir de la forma que fuera necesaria, pero la realidad político-económica lo ha obligado a moderarse. La fecha teórica para una salida británica, sin acuerdo negociado con la UE, es el 31 de octubre próximo, pero puede no ocurrir así. Johnson calificó la salida británica de la Unión Europea como una hazaña comparable con el viaje a la Luna. Pero tampoco tiene un plan para eso. POR JOSÉ CARREÑO FIGUERAS JOSE.CARRENO@HERALDODEMEXICO.COM.MX @CARRENOJOSE1