La economía representa uno de los ejes de cambio fundamentales en el gobierno del presidente López Obrador. Establecida esta certeza, subsisten incógnitas relevantes: ¿cómo nombrar a esta nueva propuesta? ¿Cuáles son sus fundamentos? ¿Hacia dónde se dirige?
Hace unos días, el Presidente la definió como economía moral. Desde la perspectiva de AMLO, el neoliberalismo y el apego a los principios macroeconómicos traicionaron la moralidad política, al condenar a los mexicanos pobres mediante políticas públicas construidas desde la frialdad de la ciencia y lejos de la gente. En Huejutla, en la huasteca hidalguense, el Presidente habló del giro en la economía: “Nunca en la historia del país un gobierno había destinado tanto dinero a los pobres”.
La propuesta que AMLO desea instaurar es un ornitorrinco azteca: avanza sobre las patas del modelo neoliberal apuntalado en las últimas décadas por el Tratado de Libre Comercio de Salinas, y va acompañado de una mixtura de políticas de libre mercado a las que AMLO se ciñe o rechaza, de acuerdo con el tema y la circunstancia, y en el contexto de las críticas del Presidente a las metodologías de las calificadoras, que en los regímenes del PRI y del PAN omitieron el factor determinante de la corrupción política.
La economía moral, como la ha llamado el Presidente, consiste en aumentar los fondos dirigidos a los pobres y a los programas sociales, por medio de recortes en distintas áreas.
Si el gobierno logra enderezar el barco y corrige los errores y trastabilleos en la ejecución de los principales proyectos de la 4T, en el mejor de los escenarios el país estaría avanzando, por primera vez en décadas, en la guerra contra la corrupción institucional, la impunidad y la violencia; lograría tal vez un crecimiento moderado y lo más importante sería el ajuste de tuercas del Presidente para desmontar el viejo régimen. Pero si los planes del Presidente no funcionan como él lo desea, en el contexto internacional ¿en dónde podría situarse la política económica que el Presidente forja en Los Pinos?
Ocho meses observándolo actuar delinea una silueta del gobierno; en Sudamérica está el ejemplo más cercano y no se trata de Venezuela, sino de Argentina, donde una combinación de decisiones en los gobiernos de los Kichner y el actual de Macri, guarda semejanzas importantes respecto de algunas de las políticas impulsadas por AMLO.
Los primeros años del kichnerismo estuvieron determinados por una época de bonanza económica; después, la inflación se disparó y el Instituto Nacional de Estadística, intervenido por el gobierno, no reflejó las tendencias reales de crecimiento por abajo de lo que Kichner presentaba como sus datos. El gobierno de Macri decidió recortes importantes en salud y educación, siguiendo lineamientos neoliberales del FMI, según sus opositores. Las decisiones económicas llevaron a una devaluación del peso argentino, la moneda emergente que más valor perdió el último año.
¿Hacia dónde se encaminará la economía moral de AMLO?
POR WILBERT TORRE
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