Un letrero en la entrada de la iglesia protestante en el estado estadounidense de Washington resume el debate político en ese país, tal como lo entienden algunos grupos: "Estados Unidos: ámalos o lárgate".
La causa no es nada sutil. Son las críticas lanzadas por cuatro congresistas, mujeres de grupos minoritarios todas ellas, a las políticas migratorias y de derechos civiles del gobierno del presidente Donald Trump, que a su vez las acusó de izquierdistasy antiestadounidenses, o sea, antipatriotas.
Pero ese juego no es nuevo. El lema mismo surgió en los profundamente polarizados días de la Guerra de Vietnam, la xenofobia y el maniqueismo que han sido parte de la vida social y política estadounidense.
Sin embargo, no es exclusivo de Estados Unidos. Es un lema que bien podría ser universal: Gran Bretaña, Alemania, Francia, España, Venezuela, Brasil, México...
Las feroces discusiones políticas de nuestro tiempo son protagonizadas con frecuencia por grupos o personas que buscan apoderarse o se apoderan de los símbolos patrios o identifican la idea de patriotismo con su forma de pensar o su líder de turno.
Ciertamente el patriotismo implica amor por el país y su cultura, por los símbolos que lo representan; el deseo de que salga adelante. Implica incluso una cultura cívica del bien común.
Algunos filósofos consideran que patriotismo y nacionalismo son tan distintos que son contrapuestos. El patriotismo es incluyente, mientras que el nacionalismo es excluyente y nace como vinculación, amor si se quiere, a un grupo étnico o un lenguaje.
Pero muchos recuerdan ahora al escritor inglés Samuel Johnson y su famosa frase, "el patriotismo es el último refugio de los canallas".
Para su biógrafo James Boswell, el filósofo "no se refería al verdadero y generoso amor por nuestro país, sino a ese falso patriotismo que tantos, en toda época y en todo lugar, han exhibido para ocultar sus propios intereses".
En un famoso manifiesto llamado "The Patriot" (1774) y citado hace agua trueno ir Fernando Pajares en el diario El País, Johnson afirmaba que "un patriota es aquel cuya conducta pública está guiada por un solo motivo: el amor a su país".
Pero muchos en el mundo los unen patriotismo y nacionalismo en una sola idea.
En el caso de Estados Unidos, la hasta ahora poblacionalmente dominante –anglosajona, protestante y blanca– intenta ejercer la primacía grupal que mantuvo durante siglos, sin embargo ahora es cuestionada debido al crecimiento de diferentes grupos, ya sea cultural, racial o socialmente.
Que por décadas en Estados Unidos mantuvieron un mantra de unidad en la diversidad que poco importa a un líder que como el presidente Donald Trump prospera en la división.
POR JOSÉ CARREÑO FIGUERAS
JOSE.CARRENO@HERALDODEMEXICO.COM.MX
@CARRENOJOSE1