Con la fuerza moral de la militancia priista de a pie, pude enfrentar a los dos candidatos de la cúpula que pretende mantener una lógica vertical en el PRI. La señora Ortega y el señor Moreno se miran en el espejo: provienen de linajes autoritarios, se han beneficiado del ejercicio del poder y pretenden seguir cultivando privilegios para ellos y su círculo de incondicionales y cómplices.
En su absurda retórica, quedan desnudos porque se dicen jóvenes y provenientes de la cultura del esfuerzo; lo cual es falso. Desde el punto de vista de las leyes que rigen el estado mexicano, se es joven hasta los 29 años. Considerando los estatutos que rigen la vida interna del PRI, se es joven hasta los 35 años de edad. Con estos antecedentes queda claro que cronológica y legalmente, Daniel Santos y yo somos la única fórmula joven. Por cierto, son beneficiarios de la cultura del esfuerzo, pero del tío cacique Cervera Pacheco y los padrinos que respectivamente les pavimentaron su camino al estrellato.
El mensaje de la señora Ortega fue deficiente, nunca se comprometió y siempre se desembarazaba aludiendo que se sometería al escrutinio de la militancia. Ante su ausencia de propuestas, demostró su falta de liderazgo y por lo tanto la incapacidad para presidir al PRI. Un dirigente político tiene la obligación de plantear los “qués” y después consensar los “cómos” con la militancia. La señora Ortega carece de diagnóstico y quiere eludir la responsabilidad de tenerlo con el pretexto de que “en su momento” le consultará a la militancia. El estilo “López Obrador” retumbó en sus palabras.
Por su parte el señor Moreno minimizó la acción política de los jóvenes del PRI a las redes sociales. Aseguró que, con una nueva estrategia digital, le daría nuevo aliento a la participación juvenil. Nosotros diferimos porque es una solución parcial, ya que el trabajo en campo de los jóvenes nunca podrá ser sustituido por un teléfono por más “inteligente” que sea el gadget. Necesitamos jóvenes críticos y actuantes, no solamente revolucionarios de sofá que piensan que con un tuit modificarán los problemas de su entorno inmediato y el mundo.
La visión joven que proponemos del PRI Daniel Santos y yo, implica una ruptura con todos los males que provocaron la etapa crítica que hoy padecemos por culpa de corruptos que abusaron de la lealtad de la militancia y delinquieron al amparo del poder público.
Nosotros fuimos las más recientes víctimas de un grupúsculo de facinerosos que administran la justicia a la carta, de acuerdo al interés perverso de lo más rancio del legado de los dinosaurios. Por 12 días nos mantuvieron fuera de la contienda, pero cuando Daniel Santos y yo asumamos la dirigencia nacional, actuaremos con los estatutos, las leyes en materia de partidos políticos y la Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos en las manos.
Haremos lo necesario para que nuestro retorcido sistema de justicia interno recupere su estado ideal. La purga que proponemos no será autoritaria, sino que planteamos una sacudida institucional para que la justicia interna salga de su marasmo mezclado con complacencia a la voluntad de “militantes distinguidos”.
Perdió la fórmula que con cinismo aceptó que no tenían propuestas y con “inocencia” exhibió que su presencia le restaba votos al candidato más preparado para presidir a este país: José Antonio Meade. Sólo quedamos dos en la competencia.
Por Lorena Piñón Rivera
Candidata joven a la presidencia nacional del PRI
@LORENAPIGNON