Después de El Chapo

Difícilmente volverá a surgir una figura criminal de la prominencia del recién sentenciado capo mexicano

El jueves acabó toda una era en la historia delincuencial mexicana. Con la sentencia a cadena perpetua dictada a Joaquín El Chapo Guzmán, además de un gran argumento para película, se manda un mensaje fuerte al resto de los líderes de organizaciones criminales mexicanas, porque el negocio de las drogas está lejos de acabar.

La DEA tiene muy claro el panorama de los cárteles de la droga de México. Golpeados severamente en el sexenio de Felipe Calderón y una parte del de Enrique Peña Nieto, ninguno de estos grupos fue extinguido por completo. Varios de ellos mantuvieron su actividad criminal al grado de ser considerados nuevamente con poder.

Según Estados Unidos, estos grupos se han mantenido en crecimiento y se han expandido. No hay otra organización que rivalice con ellos en nivel de influencia y penetración. Los mexicanos son los principales proveedores de varios tipos de estupefacientes y en ello no tienen competencia. Su área de acción ha llegado hasta Nueva Inglaterra. En un mapa elaborado por los agentes antidrogas, sólo seis estados norteamericanos no reportan actividad criminal de bandas mexicanas. Incluso el Cártel de Sinaloa, liderado en varias etapas por Guzmán Loera, no ha visto disminuida su actividad.

La DEA lo mantiene vigente exportando a Estados Unidos grandes cantidades de metanfetaminas, mariguana, cocaína y heroína, que son las drogas de mayor consuo. Sus principales centros de distribución son Phoenix, Los Ángeles, Denver y Chicago. Estas drogas siguen pasando la frontera en puntos ubicados a lo largo de los cuatro estados norteamericanos que hacen frontera con México.

El Cártel Jalisco Nueva Generación tiene especial atención de las fuerzas antidrogas estadounidenses. Han detectado su rápido crecimiento e influencia en territorios de ambos lados de la frontera. Los Ángeles, Nueva York y Atlanta son sus centros de distribución cercanos a las áreas de consumo. Exporta las mismas drogas que el Cártel de Sinaloa, al cual le ha ido ganando terreno.

El de Juárez, el del Golfo, Los Zetas y los Beltrán Leyva siguen siendo considerados cárteles por la DEA. Algunos se han subdividido en grupos, pero mantienen actividades comerciales ilegales suficientes para generar importantes ganancias.

Un reporte distribuido a principios de año señala que las organizaciones delictivas mexicanas probablemente, continuarán con la influencia dominante sobre la importación y distribución al por mayor de mariguana, cocaína, metanfetamina y heroína en los mercados de los Estados Unidos de América. Y no es para menos, ya que la venta de drogas es un lucrativo negocio de 64 mil millones de dólares al año.

Difícilmente podrá surgir otra figura prominente como El Chapo Guzmán, pero la tentación estará siempre presente. Más cuando en esta admnistración pareciera que dejó de perseguirse a los capos, por ejemplo, a Nemesio Oseguera, líder del CJNG.

Nos daremos cuenta pronto.

POR CARLOS ZÚÑIGA PÉREZ 

CARLOSZUNIGAPEREZ@GMAIL.COM

@CARLOSZUP