Política exterior, fiel a la intención

Fiel a sus propuestas, López Obrador inició su gobierno con una política de tolerancia hacia los migrantes

A siete meses de que asumió la Presidencia, tal vez lo más importante de la política exterior de Andrés Manuel López Obrador es que está firmemente anclada en la política doméstica y algo que se temió pero aún está, si acaso, por ocurrir: un choque con el presidente Donald Trump.

A lo largo de los últimos meses y determinado a mantener vigentes sus promesas de campaña, Trump insistió en la construcción de un muro fronterizo y fue continuamente crítico de México, excepto en lo que se refiere a la conclusión del acuerdo EEUU-México-Canadá, que, se espera, sustituirá al aún vigente Tratado Norteamericano de Libre Comercio (TLCAN).

AMLO señaló porque "no nos vamos a pelear con Estados Unidos" y hasta ahora ha cumplido su palabra. De hecho el que suavizó su retórica, al menos de momento, fue el propio Trump.

El momento más complicado vino a fines de mayo. Fiel a sus propuestas de campaña, López Obrador inició su gobierno con una política de tolerancia hacia los migrantes centroamericanos, pero esa propuesta fue rebasada por la situación en el Triángulo Norte (Guatemala. Honduras, El Salvador), donde una larga sequía se combinó con problemas económicos y de violencia para originar una continua corriente de refugiados deseosos de obtener asilo en los Estados Unidos.

Pero ese deseo chocó con la creciente dureza de la política migratoria estadounidense, el presidente Trump llegó incluso a amenazar con imponer una tarifa comercial progresiva de hasta 25 por ciento a las importaciones desde México.

La situación, sin embargo, favoreció, o pareció hacerlo, una propuesta de desarrollo regional presentada por la Comisión Económica para América Latina (Cepal) y el gobierno López Obrador, que obtuvo el respaldo de la Unión Europea, las Naciones Unidas y la Organización de Estados Americanos.

México debió, sin embargo, endurecer el acceso de los migrantes al país y desplegar al menos seis mil hombres de la recién creada Guardia Nacional en a la frontera sur, ante lo que algunos funcionarios consideraron como abuso de la política de tolerancia.

La anunciada participación internacional diluyó de paso la posibilidad de que México enfrentara solo el embate estadounidense para que se convierta en un "tercer país seguro" para los refugiados centroamericanos en busca de asilo en Estados Unidos. La aparente mejora en la relación bilateral, con todo, se reflejó en la forma en que el presidente Trump y sus voceros se refieren tanto a la disminución en el número de personas que llegan a la frontera en busca de asilo como en sus elogios al T-MEC.

Otra promesa de López Obrador, la de regresar a una política de no-intervención y respeto a la autodeterminación llevó a un alejamiento del "Grupo de Lima", creado hace un par de años para abordar la situación de Venezuela y abiertamente critico de las acciones del presidente Nicolás Maduro entre expresiones de solidaridad de algunos funcionarios públicos con ese régimen.

POR JOSÉ CARREÑO FIGUERAS

JOSE.CARRENO@HERALDODEMEXICO.COM.MX 

@CARRENOJOSE1