Ocurrencias (I)

Es importante hacer una recapitulación de las acciones de AMLO. Una de las ocurrencias más grandes: el aeropuerto de Santa Lucía, que no es compatible con el aeropuerto de la Ciudad de México

Al cumplirse un año de la elección del presidente Andrés Manuel López Obrador, es importante hacer una recapitulación de sus acciones, que van de la ocurrencia a las malas decisiones.

Una de las ocurrencias más grandes: el aeropuerto de Santa Lucía, que no es compatible con el aeropuerto de la ciudad de México. AMLO tomó la decisión sin tener los estudios ni los proyectos necesarios para su construcción, por eso aparecen cerros, falta agua y sobra un basurero radiactivo.

Esta ocurrencia deriva de una mala decisión. Cancelar la construcción del aeropuerto de Texcoco que haría del Valle de México un hub con uno de los aeropuertos más modernos y grandes del mundo. Con la cancelación se le cerró la puerta de entrada al turismo y una ventana de crecimiento al país.

El Tren Maya es otra ocurrencia. De un plumazo pasó de 830 a 1,500 km de longitud, pero eso sí con la marca de la casa: sin proyecto ejecutivo, sin estudios ambientales, sin consulta a los pueblos y sin estudios arqueológicos. Además desapareció el Consejo de Promoción Turística para canalizar sus recursos al Tren Maya y abandonar la promoción a un sector que genera uno de cada diez empleos en el país.

La ocurrencia de no importar petróleo ligero –necesario para que trabajen las refinerías mexicanas– provocó el mayor desbasto de gasolina de la historia en el país. Diarios como el Wall Street Journal dieron a conocer los datos y ante legisladores lo confirmó el director de Pemex; sin embargo, la mentira difundida fue que el desabasto se debía a una “guerra contra el huachicol”. El presidente reconoció después que había faltado a la verdad, pero sus seguidores no tomaron nota.

Al inicio del año, a la Secretaria de Gobernación se le ocurrió anunciar que darían empleo y apoyos económicos a los miembros de las caravanas migrantes y el gobierno morenista de la CDMX anunció que daría seis mil pesos a los migrantes durante la Semana Santa. Estos incentivos agravaron la situación migratoria en la frontera norte de México. Para mayo, el presidente Donald Trump anunció aranceles crecientes de 5 a 25 por ciento para los productos mexicanos hasta que se resolviera el problema de la inmigración ilegal. Ahora el gobierno mexicano está sometido a las órdenes del gobierno estadounidense para cerrar la frontera sur del país.

Postular para miembros de la Comisión Reguladora de Energía a personas no calificadas para el cargo a desempeñar entra en el campo de malas decisiones muy pensadas por el presidente, pues son un ejemplo práctico del famoso “al diablo las instituciones”.

La reducción de dos mil millones de pesos al programa de estancias infantiles que afectó a más de 300 mil familias y la eliminación de apoyos a refugios de mujeres víctimas de violencia, son ocurrencias presidenciales que no habíamos visto en lo que va del siglo. El gobierno ensimismado puede quitar el dinero que beneficia a los niños, a mujeres trabajadoras, provocar un desabasto de medicamentos y mandar al diablo las instituciones, pero al mismo tiempo destinar 500 millones de pesos para el programa “Probeis” porque él es aficionado al beisbol.

En este alud de ocurrencias y caprichos, es importante recordar las palabras de Benito Juárez: “Los funcionarios… no pueden gobernar a impulsos de una voluntad caprichosa, sino con sujeción a las leyes”. Ojalá el presidente fuera un auténtico juarista.

POR FAUSTO BARAJAS

*Especialista en políticas públicas

FAUSTO1707@YAHOO.COM.MX

@FAUSTOBARAJAS