El secretario Alfonso Durazo y el presidente Andrés Manuel López Obrador dejaron atrás el triunfalismo de que en los primeros meses de su administración iban ganando el combate a la delincuencia organizada y desorganizada. Ambos reconocieron que en México se vive “el grave problema de la inseguridad y la violencia” .
López Obrador fue enfático al decir: “Tenemos como pendiente resolver el problema de la inseguridad y de la violencia. Ahí no podemos decir que se ha avanzado, ahí desgraciadamente prevalecen las mismas condiciones que heredamos de los gobiernos anteriores en cuanto a inseguridad y violencia”.
Y prometió, al igual que Felipe Calderón y Enrique Peña Nieto: “Vamos a entregar pronto buenas cuentas al pueblo de México”.
El secretario Durazo se puso romántico y afirmó: “…Cuando ya casi desvanecía nuestro sueño de vivir en paz, nace la Guardia Nacional que garantizará la seguridad de los ciudadanos”. Y a quienes no creen en los milagros, les dijo: “La inseguridad en nuestro país tiene remedio. Está cercano el día en que nos veremos caminando libres de temores por las calles, cuando esperemos a nuestros seres queridos confiados en que llegarán sanos y salvos a nuestros hogares. No lo lograremos de la noche a la mañana porque este problema tampoco se generó de la noche a la mañana, pero cantaremos victoria…” ¿Tú le crees a Durazo? Nosotros tampoco, podrían responder millones de personas que se han visto afectadas por dicho flagelo.
El Presidente se refirió a las causas que desataron la violencia y la inseguridad: una política económica antipopular y entreguista para favorecer a una pequeña minoría que dejó en el abandono a la mayoría del pueblo de México. Pero en el gobierno de la 4T esa política pasó a mejor vida, quiso decir. “Nosotros estamos aplicando el programa de bienestar más importante que se haya realizado en la historia de México en beneficio de nuestro pueblo. Están llegando las ayudas a los mexicanos y sobre todo a la gente más humilde, a la gente más pobre”. Bueno, para empezar, a decenas de miles todavía no les llegan las dádivas de los susodichos programas, y para terminar hay quienes dudan que eso sea suficiente para conseguir el objetivo.
Otro punto que llamó la atención de los observadores fue la solicitud del Presidente a los integrantes de la Guardia Nacional: “Yo les pido, en nombre del pueblo de México, que actúen con honradez, con honestidad, que piensen qué es mejor, mucho mejor heredar a los hijos pobreza que deshonra. Vamos a procurar que tengan buenos ingresos, que reciban salarios justos, con todas las prestaciones sociales… No va a haber sueldos elevados para los altos funcionarios públicos y sueldos raquíticos para quienes llevan a cabo labores fundamentales que tienen que ver con la paz y la tranquilidad de nuestro pueblo. Ese es un compromiso: buenos sueldos y buenas prestaciones”. ¿Cómo los que otorgan en el primer mundo? Preguntan los perplejos. ¡Si es así, ya la hicimos!
POR LUIS SOTO
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