¿Vamos requetebién?, le pregunté al presidente nacional de Canacintra, Enoch Castellanos Férez. Él, contundente y sin titubeos, contestó: “Vamos requetemal. Es una de las voces que se agolpan para disparar las alertas sobre el comportamiento de la economía mexicana.
Si nuestra industria petrolera atraviesa su peor momento, y no se ve para cuándo mejorará, no entiendo el desdén a nuestra segunda mejor fuente de divisas: el turismo. Desde el comienzo de su gobierno, el presidente Andrés Manuel López Obrador advirtió que desaparecería el Consejo de Promoción Turística para acabar con el dispendio y la corrupción.
No dudo que hayan existido, pero no lo probó. Aplicó la misma receta, para acabar con la enfermedad mató al paciente en lugar de curarlo.
Ante el reclamo de la industria turística por desaparecer el presupuesto para la promoción internacional, López Obrador decidió que sean las embajadas las responsables de esa tarea. ¿Qué saben los embajadores de turismo? Es un misterio. Pero eso no es lo peor.
La orden presidencial se dio en diciembre. Apenas el pasado 11 de julio -seis meses después- se instaló el Consejo de Diplomacia Turística, cuya misión es promover y defender la imagen de México. Lo encabezan el canciller Marcelo Ebrard y Miguel Torruco, secretario de turismo.
El personal del servicio exterior mexicano estará a disposición de la Secretaría de Turismo para recibir capacitación y poder promover a México en las 80 embajadas y más de 60 consulados en el mundo. ¿Apenas?
Pero aún hay más. Torruco y Ebrard propusieron que en 60 días hábiles (no menos de tres meses) se presente la propuesta de trabajo para la promoción de nuestro país en el extranjero. ¿Es en serio? ¿Prácticamente un año perdido?
Alguien debería avisarle que ¡urge! Que no podemos darnos el lujo de perder un día más en la promoción turística del país. Que nuestros principales competidores sí aprovecharon el tiempo para robarnos turistas. Que Pemex está en situación crítica y podría estar peor. Que estamos al borde de una recesión económica. Que se perdieron más de 14 mil empleos formales el último mes. Que la industria de la construcción registró su peor caída en una década. Que la venta de autos sigue en picada. Que el sargazo es una alga marina incontrolable proveniente del Atlántico que está contaminando nuestras mejores playas. Que no es un “problema menor”, aunque lo diga el Presidente. Que por eso muchos turistas prefirieron no venir. Que los hoteleros de Quintana Roo registraron una baja de 5 por ciento en la ocupación y tuvieron que bajar sus tarifas hasta en 25 por ciento. Que, además, necesitan 50 millones de dólares para combatir el sargazo. Que la perspectiva de los demás destinos turísticos del país no es alentadora por la inseguridad y la falta de promoción. Y que todo eso repercute en los bolsillos de los mexicanos. ¿Es muy difícil de entender?
POR ALEJANDRO CACHO
CACHOPERIODISTA@GMAIL.COM
@CACHOPERIODISTA
¿Vamos requetebién?
Alguien debería avisarle (al Presidente) que ¡urge! no perder un día más en la promoción turística del país