Para Ripley

En programas de José López Portillo contra la marginación dominaba el Estado benefactor

Mientras el principal funcionario de la 4T, encargado de entregar las dádivas, tanto en cash como en especie a los productores más pobres del país, enfrentaba una rebelión de campesinos guerrerenses porque no les han dado ni un clavo, el presidente Andrés Manuel López Obrador presumía que en siete meses y medio ha conseguido lo que en 40 años no pudieron hacer José López Portillo, Miguel de la Madrid, Carlos Salinas, Ernesto Zedillo, Vicente Fox, Felipe Calderón y Enrique Peña Nieto con sus planes y programas: combatir eficazmente el flagelo social llamado pobreza. Dijo ayer el primer mandatario: “Estamos trabajando como nunca para apoyar a los pobres de México. Tengo la convicción y mi conciencia tranquila en el sentido de que se está dando preferencia ( en los programas Producción para el Bienestar del gobierno federal) a la gente más pobre de México… como nunca están llegando apoyos a las comunidades marginadas y pobres del país, lo que me da mucha tranquilidad moral y espiritual. Puedo demostrar con datos de que los más beneficiados de nuestro gobierno son los pobres; ya no es como antes, que los más beneficiados eran los potentados, que el gobierno estaba al servicio de una minoría rapaz, ahora el gobierno está al servicio del pueblo y en especial de los más humildes”. Estas conmovedoras palabras hicieron recordar al columnista parte del discurso demagógico que pronunció José López Portillo el 1 de diciembre de 1976: “A los desposeídos y marginados si algo pudiera pedirles, sería perdón por no haber acertado todavía a sacarlos de su postración; pero les expreso que todo el país tiene conciencia y vergüenza del rezago y que precisamente por eso nos aliamos para conquistar por el derecho la justicia.” En enero de 1977, creó un organismo para resolver el rezago social: La Coordinación General del Plan Nacional de Zonas Deprimidas y Grupos Marginados: Coplamar. Durante la aplicación de este programa imperaba la tesis del “Estado Benefactor”, que combatía la marginalidad con apoyos. Ante la crisis agrícola, se dio a conocer en marzo de 1980 otro programa: el Sistema Alimentario Mexicano, cuya estrategia era lograr autosuficiencia en granos básicos, alcanzar mínimos nutricionales y frenar la pauperización rural. Los dos programitas fueron un fracaso. El 1 de septiembre de 1982, López Portillo, llorando a moco tendido, les dijo lo siguiente: “A los desposeídos y marginados, a los que hace seis años les pedí un perdón que he venido arrastrando como responsabilidad personal, les digo que hice todo lo que pude para organizar a la sociedad y corregir el rezago; que si por algo tengo tristeza es por no haber acertado a hacerlo mejor, mas no pude hacer”. Más de 40 años después, López Obrador descubrió que el mejor programa para sacar a los campesinos de jodidos es regalar dinero a manos llenas. Y en ésas están. Vamos a ver qué hace cuando termine su mandato. POR LUIS SOTO LUISAGENDA@HOTMAIL.COM  @LUISSOTOAGENDA