Somos la policía migratoria de Trump

Es oficial. Somos la policía migratoria del presidente de EU. Su muro de carne y hueso. De abrirles la puerta, ofrecerles albergue y hasta trabajo, a perseguirlos y deportarlos. En México los migrantes se han topado con pared.

Acorralados por Donald Trump, permanentemente bajo amenaza y sin una estrategia de política migratoria interna clara, el gobierno del presidente López Obrador ha optado por quedar bien con el vecino del norte que continuamente nos evalúa. La prioridad, por ahora, es entregarle buenas cuentas y así esquivar nuevos amagos.

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Los 144 mil 278 migrantes detenidos intentando cruzar la frontera norte solo en mayo pasado –un incremento del 32% respecto a abril-, nos trajeron a esta incómoda posición. Había que bajar el número. A eso se comprometió Marcelo Ebrard con Mike Pompeo, el #2 de Trump, el 7 de junio en Washington.

Para evitar la imposición de aranceles –que perjudicarían a México, sí, pero sobre todo a EU-, debemos entregar buenas cuentas a nuestros examinadores estadunidenses. Nos dieron 45 días de plazo -que vence el próximo 22 de julio-, pero ya estamos listos para el examen parcial.

En junio pasado, México detuvo a 29 mil 153 migrantes. Casi mil diarios. La cifra más alta en la historia. Nunca habíamos sido tan “eficientes” persiguiendo y deteniendo a quienes buscan cruzar nuestro país para llegar a EU. Tampoco es común que deportemos a tantos: 21 mil 912 que entraron de manera irregular.

Más de 20 mil elementos de la Guardia Nacional –más cientos de expolicías federales transferidos al Instituto Nacional de Migración- conforman la muralla en la frontera sur y norte de México. Trump nos aplaude. Le gusta lo que ve. Le gusta lo que hacemos.

“México está haciendo un gran trabajo”, “México ha hecho más que los demócratas”, “Bien hecho México”, ha dicho. Palmadita para nuestro país, apapacho al policía migratorio del vecindario.

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Pero no solo son las decenas de miles de centroamericanos que se han topado con la policía migratoria mexicana, sino los casi 20 mil que fueron enviados desde EU a México, para que acá funjamos, aunque hayamos querido evadir la responsabilidad, como Tercer país seguro. Trump ordena, de este lado acatamos. Allá giran las instrucciones, acá obedecemos.


Del 29 de enero al 11 de julio, EU regresó a México a 19 mil 911 centroamericanos para que esperen su resolución de asilo. De ellos, 8 mil 874 fueron devueltos en un mes, entre el 8 de junio y el 11 de julio, tras el pacto del Canciller con Trump.

Cierto, Ebrard estaba contra las cuerdas. El vecino ya está en modo electoral, el tema migratorio es de sus favoritos y de los que más rédito le da.

México he buscado salidas a la crisis de migrantes, sin embargo, la ola de centroamericanos que huye orillados por la violencia, pobreza y marginación, no para. A Trump no le importan los esfuerzos, tampoco las propuestas como la de CEPAL, y le tiene sin cuidado el desarrollo de Centroamérica. Él no quiere migrantes merodeando su frontera. Nos quiere de policías. Y nos tiene de policías.

Que aprobemos el examen del 22 de julio, por el que vendrá a pedir cuentas un día antes, el domingo, Pompeo, no necesariamente será buena noticia.

POR MANUEL LÓPEZ SAN MARTÍN 

M.LOPEZSANMARTIN@GMAIL.COM 

@MLOPEZSANMARTIN