La noción de que el presidente Donald Trump es racista está cada vez más presente en la sociedad estadounidense y en el mundo.
La pregunta es difícil, no porque el mandatario haya dejado de dar razones para pensarlo, sino porque sus manifestaciones sexistas, xenofóbicas y cargadas de contenido racista están dirigidas a votantes que se identifican con él.
Ese es el sentido de sus ataques personales contra cuatro mujeres, nuevas congresistas estadounidenses, todas ellas abiertamente de izquierda, parte de minorías étnicas, en un caso nacida fuera de Estados Unidos y, para remate, abiertamente opuestas a todo lo que representa Trump.
El mandatario estableció, ya hace años, una imagen de hombre de negocios exitoso, "don Juan" y "macho alfa" a base de hipérbole y autopromoción.
En ese marco, las referencias usadas por Trump contra las congresistas Alexandria Ocasio-Cortez (puertorriqueña de Nueva York), Ayanna Pressley (afroestadounidense, Boston), Ilhan Omar (nacida en Somalia, musulmana de Detroit), y Rashida Tlaib (musulmana de Chicago, de origen palestino), provocaron protestas entre centristas y liberales, pero muchos seguidores de Trump habrían podido suscribir los ataques.
Una encuesta de Pew Research realizada en abril pasado, encontró que en opinión de 56 por ciento de los estadounidenses, Trump había empeorado las relaciones raciales en Estados Unidos.
Casi dos tercios dijeron que "es más común que las personas expresen opiniones racistas desde que Trump se convirtió en Presidente".
Se podría traducir simplemente como la sensación de seguridad para un grupo que no se atrevía a expresar abiertamente sus opiniones. Pero estaba ahí.
Y esa es precisamente la parte más complicada. Trump nunca ha hecho gala de ser alguien que busque unidad o un Presidente que desee unir a su nación alrededor suyo.
De acuerdo con muchos analistas, lo que interesa al mandatario es mantener a sus votantes contentos, así sea a costas de la sociedad estadounidense y profundizar fracturas ya existentes.
Interrogado sobre las críticas por sus mensajes, Trump señaló simplemente "no me preocupa... muchos están de acuerdo conmigo".
Trump afirmó que las mujeres podrían regresar a los sitios "llenos de pobreza y crimen" de los que salieron.
La autollamada "escuadra" logró notoriedad por posiciones y pronunciamientos que frecuentemente desafían a su propio liderazgo: hasta hace unos días, "la escuadra" estaba en franca confrontación con Nancy Pelosi, presidente de la Cámara baja y máximo líder demócrata en el congreso.
Los ataques personales lanzados por Trump, sin embargo, cambiaron la dinámica. Las diputadas se convirtieron en causa común para los demócratas, aunque la verdad sea dicha, apenas es un parche para una fisura que deberá ser al menos disfrazada antes de las elecciones del próximo año.
POR JOSÉ CARREÑO FIGUERAS
JOSE.CARRENO@HERALDODEMEXICO.COM.MX
@CARRENOJOSE1