Un nuevo impresentable

El próximo gobernador de BC, entre la polémica, los nexos inconfesables y la simulación

De vez en cuando aparece un Jaime Bonilla. De vez en vez, la política en nuestro país trae al reflector impresentables. La lista es larga. Uno más se ha sumado a ella. Observarlos, ver sus carreras políticas, leer sobre sus vidas públicas y privadas, vuelve sencillo advertir lo que terminará mal. No olvidemos su nombre. Jaime Bonilla se llama el próximo gobernador de Baja California. Jaime Bonilla es el nombre de quien vivirá –si no es que lo hace ya- en el escándalo. El gobernador electo recibió un regalazo, un traje a la medida cortesía del Congreso local: una ampliación de su periodo de gobierno de 2 a 5 años. Los bajacalifornianos votaron por un gobernador para 2 años, pero ya teniendo su constancia de mayoría, le fueron regalados 3 más. Una burla a los ciudadanos, una afrenta a las instituciones y una patada a la legalidad. Ilegítima, grosera y antidemocrática maniobra.

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Ante lo indecente, las críticas han llegado de todos lados. Cuauhtémoc Cárdenas, Porfirio Muñoz Ledo, Ifigenia Martínez… vaya, presionado, hasta el presidente López Obrador pintó su raya frente a la intentona golpista de extender un mandato sin elección de por medio. Pero Bonilla sigue en su ruta. Así de empoderado se siente. Acompañado por sus diputados y la presidenta de Morena, la cada vez más extraviada Yeidckol Polevnsky, que vive sus últimos días al frente del partido, estira la liga y, en el camino, exhibe su grotesca ambición. Otra raya más al tigre. Bonilla tiene entre sus cercanos a Humberto Pato Valdez, quien fue abogado de Joaquín Chapo Guzmán y Amado Cruz Anguiano, preso por presuntos vínculos con los Arellano Félix. De ellos, nada dijo en campaña. Militó en el partido Republicano en EU, fue director del departamento de Aguas de Otay, en California. Nació en México, pero se nacionalizó estadounidense y juró defender esa Constitución. Tener una nacionalidad distinta a la mexicana impide a una persona aspirar a un cargo público en nuestro país. Eso lo imposibilitaría para haber sido electo. De eso tampoco quiso hablar en campaña. También simpatizó con el PRI y recibió el respaldo del polémico Jorge Hank Rhon y de Fernando Castro Trenti, a quien ya sumó a su equipo. Otro expriista, el exsenador y exdiputado de ese partido, Amador Rodríguez Lozano, será su secretario de Gobierno. De eso tampoco le gusta hablar.

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Aprendió rápido a simular. Oiga, ¿no es inconstitucional el cambio de periodo de 2 a 5 años?, se le preguntó el viernes pasado. “No sé, no soy abogado. De eso no quiero hablar ahora”, respondió. La usurpación de una gubernatura extendida, así como su nacionalidad estadounidense o las ligas de quienes integran su gobierno, también es tema del que no se siente cómodo. Habrá que reconocerle, eso sí, la velocidad con la que se retrató. Solo cuestión de tiempo antes de que aparezca el próximo escándalo.

POR MANUEL LÓPEZ SAN MARTÍN 

M.LOPEZSANMARTIN@GMAIL.COM 

@MLOPEZSANMARTIN