El lento y precario andar de la democracia mexicana no podría comprenderse sin la presencia del ingeniero Cuauhtémoc Cárdenas, cuya voz y autoridad moral se han alzado de manera intermitente ante las amenazas y tentaciones autoritarias surgidas en distintos gobiernos, desde Carlos Salinas hasta la Cuarta Transformación de Andrés Manuel López Obrador.
La presencia discreta de Cárdenas ha cobrado una importancia determinante como una suerte de vigilante de la democracia mexicana en distintos momentos importantes. Hace unos días, la voz del ingeniero volvió a escucharse en el país ante la suplantación de la democracia en Baja California, donde los diputados del Congreso votaron por ampliar el mandato del gobernador Jaime Bonilla.
“En un albazo legislativo, debidamente aceitados –escribió el hijo del general Cárdenas en una carta abierta– los veintiún diputados del Congreso votaron la prolongación de dos a cinco años del mandato del gobernador electo de Baja California”.
El triste espectáculo de la suplantación de la democracia en una decisión que involucra a diputados del partido del Presidente y a legisladores del PRI y del PAN, es un buen pretexto para reflexionar sobre un debate activo desde el triunfo de Lopez Obrador hace un año: ¿La Cuarta Transformación significa realmente un cambio de régimen, o se trata de las mismas conductas, estructuras y andamiaje de un viejo sistema político debidamente aceitado?
La votación del Congreso de Baja California es, desde donde se le aprecie, una señal ominosa. En el estado donde la oposición ganó por primera vez una gubernatura hace tres décadas, los diputados han extendido, alzando el dedo, el mandato que Bonilla recibió en las urnas.
Este gesto de autoritarismo y desprecio por la democracia ha surgido, a modo de agravante, después de la votación más copiosa y legítima de un presidente en la historia del país.
La votación de la legislatura baja californiana ha puesto en marcha una crisis de índole distinta en el gobierno obradorista. Porfirio Muñoz Ledo, un ave solitaria en el territorio de la conciencia crítica de la Cuarta Transformación, habló este fin de semana de la posibilidad de proponer la desaparición de poderes ante la ruptura del pacto constitucional.
La decisión del Congreso se enfrentará, según Muñoz Ledo, desde dos vías, la primera es la controversia constitucional y la segunda la desaparición de poderes de acuerdo con el artículo 76 de la Constitución.
La suplantación de la democracia en Baja California muestra en toda su desnudez la prevalencia de un sistema político debidamente aceitado por intereses políticos y de grupo en cuya cresta se erigen tentaciones autoritarias.
Se trata de una vulgar y alevosa forma de arrasamiento y concentración de poder que inevitablemente lleva a recordar al PRI más arcaico y antidemocrático.
POR WILBERT TORRE
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