Delinquir a escondidas. Como criminales, el lunes por la noche los diputados del —nada honroso— Congreso de Baja California votaron que el periodo del mandato constitucional del gobernador recién electo pasara de dos a cinco años. La voluntad de la ciudadanía fue ninguneada por un grupúsculo de cínicos. En sesión secreta, 21 diputados de los 25 que conforman la Cámara, sufragaron a favor de dicho esperpento, señalando su nulo compromiso con quienes los eligieron.
Se pasaron el Estado de Derecho por la montera, pues según la jurisprudencia “el votante tiene el conocimiento cierto del periodo que durará la autoridad que elige”. Ergo, este no se puede cambiar después de los comicios. Una de las cabezas más respetadas de la izquierda mexicana, Cuauhtémoc Cárdenas, denunció el atropello en Twitter. No obstante, ni eso perturbó las ¿conciencias? de quienes cometieron este atentado. De los 24 diputados, 12 son del PAN. Su ideología y la defensa del Estado de Derecho es letra muerta. Decidieron no ser garantes de la Ley.
¡YO ACUSO!
A Jaime Bonilla, gobernador electo. Bajo la división de poderes, él mismo debió impugnar. No lo hará; de hecho, en BC muchos lo señalan como quien corrompió a los diputados.
Diputados y gobernador actual, ¿vendieron/regalaron? la confianza de sus representados por la presión o por desidia. O quizá por cobardía. Lo mismo aplica al todavía gobernante, Francisco Vega. Alentaron la sumisión del Poder Legislativo a un poder fáctico. No olvidemos, quien propuso esta aberración fue el diputado de Morena Víctor Morán, aduciendo que se beneficiaría la economía local. El detalle es que la decisión de la ciudadanía fue otra. Tan es así, que esta propuesta se presentó durante la campaña y fue rechazada igual por ciudadanos y el Poder Judicial.
Tres de los cinco cabildos que votaron por la ampliación. Y, al igual que sus cobardes compatriotas, realizaron las votaciones de forma secreta.
Morena nacional, partido que hace todo lo que antes objetó: argucias legaloides, sometimiento del Legislativo, el silencio ante la injusticia. Regeneración Nacional está resultando ser la reencarnación del jurásico del PRI.
Presidente López Obrador, indicando que a él no lo consultaron; que, de haberlo hecho, se habría mostrado en contra de la decisión. Precisamente por su investidura su rechazo a esta iniciativa debe ser contundente. El silencio es permisivo y, viniendo del primer mandatario, sólo abona a consolidar la arbitrariedad realizada.
Partidos en general. Doblaron la testuz ante la voluntad tiránica de imponer a un gobernador por más tiempo.
Todos los involucrados son culpables de engañar, de quebrar un poco más la ya de por sí frágil democracia y la división de poderes. No nos engañemos, el Congreso de BC abre la puerta al autoritarismo, a la ampliación del mandato sin límite. A testificar que todos los partidos son un lastre para el país, al cual hoy han vuelto a deshonrar.
POR VERÓNICA MALO GUZMÁN
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