A unas horas de Venecia nos encontramos con un destino repleto de ruinas romanas, deliciosas trufas y bahías encantadoras. Pequeña, la península de Istria es un mundo en sí mismo.
Bajo el caluroso sol del Mediterráneo, se unen y difuminan las fronteras de Italia, Croacia y Eslovenia. Bautizada Terra Mágica por los Romanos, esta pequeña península triangular fue parte de Italia hasta después de la Segunda Guerra Mundial. Istria tiene su propia y célebre gastronomía, vinos y aceites de oliva. Los restos del pasado Romano, bizantino y de los Habsburgo los pudimos encontrar en sus iglesias, sitios arqueológicos y museos.
Durante la era del Imperio austrohúngaro la pintoresca ciudad de Portorož fue apodada la Riviera Austriaca ya que era el lugar para ver y ser visto por la realeza, aristocracia, políticos y artistas.
Es una de las joyas del bello país de Eslovenia, ciudad puerto en el mar Adriático rica en tradiciones y tesoros naturales. Durante más de 100 años, el emblemático hotel Kempinski Palace ha desempeñado un papel clave en la vida de Portorož. Con su auténtica mezcla de arquitecturam el Kempinski combina la glamurosa elegancia vienesa con el diseño moderno y la cálida hospitalidad eslovena.
El Palace Hotel fue construido durante la época austrohúngaro como una instalación turística de la categoría más alta. Junto con Grado, Venetian Lido y Opatija, Portorož fue el balneario más importante de Europa. A medida que bajamos hasta la punta de la península, nos encontramos con hermosas ciudades medievales como Grozjnan, en donde reina la trufa.
En la tierra de los antiguos viñedos en la parte norte de Istria,en uno de los tramos más hermosos de la costa de la bahía de Savudrija se construyó el Kempinski Hotel Adriatic.
La belleza natural de la sinuosa Península de Istria, la riqueza histórica de sus ciudades y palacios, la exquisitez de su gastronomía y la excelencia de sus hoteles nos atraen a este mágico destino con fuerza magnética. Su belleza y contrastes únicos traen a la mente las palabras de Sir Richard Burton, “"El momento más feliz de la vida humana es una partida hacia tierras desconocidas".
POR DEBY BEARD