¿Apreciación o apropiación?

El año pasado fui al Museo Yves Saint Laurent en París, localizado en el mismo edificio que albergó su Maison de 1974 hasta que murió en 2002. En el que fuera su estudio, donde creo sus diseños por casi 30 años, se pueden ver todos los materiales que el diseñador devoraba para inspirarse; libros, fotografías y un archivo de valor invaluable que seguramente le ayudo a crear sus maravillosas colecciones inspiradas en diferentes culturas de manera magistral: en los ballets rusos, los matadores españoles... De hecho la exposición que se puede ver ahí actualmente se llama “Dreams of Orient“ con prendas inspiradas en India, China y Japón.

La semana siguiente fui al otro Museo Yves Saint Laurent, el de Marrakech. El romance que tenía el originario de Oran con Marruecos comenzó en 1966 cuando fue por primera vez y continuó toda la vida, tanto que sus cenizas fueron esparcidas en el jardín de la casa que tenia ahí y donde hoy esta el museo. Pasaba ahí largas temporadas trabajando y tomando inspiración de sus colores, mosaicos, de las mujeres berberes, sus caftanes, sus djellabas, su joyería. Inclusive en el museo hay una exposición de trajes típicos con vídeos que ilustran a los marroquís de diferentes épocas usándolos. Mucho de su trabajo fue inspirado en ellas e inclusive llegó a declarar “La osadía que se ve en mi trabajo, la debo a este país, a sus enérgicas armonías, a sus audaces combinaciones, al fervor de su creatividad. Esta cultura se hizo mía, pero no me conformé con solo absorberla; la tomé, la transformé y la adapté "

Y me pregunté ¿que hubiera pasado con Saint Laurent si hubiera trabajado en esta época con todo el hoy tan controversial tema de la apropiación cultural? Y hablo de él por hablar de un maestro en apreciar (porque lo que el hacía era apreciación cultural) y reinterpretar la riqueza de otros países , porque es bien sabido que desde siempre creadores han tomado inspiración de culturas, pintores, libros y un sin fin de fuentes, haciendo homenajes a los temas que en ese momento les obsesionan o enamoran.

Y es que la línea que divide la apropiación de la apreciación cultural es tan delgada. En la apreciación se comprende a profundidad el tema, se basa en la admiración y el respeto y significación original. En la apropiación se toman elementos (por lo general desde un lugar de privilegio hacía grupos más oprimidos) sin entenderlos bien y por la mismo se deforman a veces hasta la ridiculización, por ejemplo convirtiendo tradiciones respetadas e inclusive sagradas en algo kitsch y creando de este modo prejuicios o estereotipos y por consiguiente una imagen negativa de lo que se tomó.

El tema da para debatir muchísimo y cada caso puede ser diseminado y juzgado individualmente y ha estado muy presente especialmente porque marcas internacionales como Zara, Carolina Herrera, Dior e Isabel Marant han presentado colecciones con elementos claramente mexicanos. Lo ideal sería que hicieran como Roche Bobois que se acercó a artesanos huicholes para crear la colección que lleva su trabajo y los remunera. Y por supuesto las inspiraciones siempre deben ser claramente acreditadas, pero, ¿debemos condenar y prohibir del todo las colecciones inspiradas en México?

Hoy son frecuentes los insultos a gente que usa múltiples trencitas pegadas a la cabeza (el peinado que popularizo Bo Derek, lo cual hoy no sería mirado con buenos ojos), a los que se ponen los típicos tatuajes de henna, o si alguien se hace uno de por ejemplo un atrapasueños sin ser del grupo racial o país que los origino, entre otros muchos casos que podría citar. Bueno hasta Rosalía es atacada por ser barcelonesa y cantar temas con tintes andaluces. ¿En qué punto la indignación es adecuada y cuándo se trata de un homenaje?

En nuestros tiempos con sociedades tan multiculturales e internet resulta imposible que no se tomen y adopten elementos de otras culturas ahora a mayor velocidad. Pero de siempre la cultura se ha pasado de mano en mano, somos mezcla evolución y asimilación. Los pueblos se enriquecen por intercambios e influencias. Y esto tiene elementos muy positivos, crea cohesión, empatía y al final, una apreciación y conocimiento por esa cultura. Y en los casos en que se celebra a mi país y se pone su belleza en los ojos del mundo, yo lo apreció.

POR ARIADNE GRANT