Los que siguen

El problema es que ni son los mejores ni los más aptos, por lo que a varios ya les pronostican la despedida

Desde que lo nombraron secretario de Hacienda, sus enemigos en el equipo de la Cuatro T y sus detractores ya lo estaban “cafeteando”. No es extraño que ayer Carlos Urzúa, cansado de las intrigas palaciegas, y de aquellos “influyentes” que le habían hablado en diversas ocasiones al oído al Presidente de la República para sugerirle que lo despidiera, haya presentado su renuncia al cargo. El siguiente párrafo en su carta de renuncia confirma lo anterior: “Discrepancias en materia económica hubo muchas. Algunas de ellas porque en esta administración se han tomado decisiones de política pública sin el suficiente sustento. Estoy convencido de que toda política económica debe realizarse con base en evidencia, cuidando los diversos efectos que ésta pueda tener y libre de todo extremismo, sea éste de derecha o izquierda. “Sin embargo, durante mi gestión las concepciones anteriores no encontraron eco. Aunado a ello, me resultó inaceptable la imposición de funcionarios que no tienen conocimiento de la Hacienda Pública. Esto fue motivado por personajes influyentes del actual gobierno con un patente conflicto de intereses”. ¡Nombres, nombres! Exige el respetable. Bueno, hay uno que cada vez que solicitaba cita con Andrés Manuel López Obrador para hablar de la política económica, el Presidente le respondía, palabras más, palabras menos: si me vas a pedir la renuncia de Urzúa ni vengas. El mismo personaje llegó a expresarse del ex titular de Hacienda de la siguiente manera: “Es un contador de quinta”. Pero también es cierto que los detractores del ahora ex secretario de Hacienda siempre opinaron que el puesto le quedaba bastante grande; que no tenía la capacidad para dirigir la Hacienda Pública nacional, a pesar de que fue secretario de Finanzas en el gobierno capitalino con AMLO; era un simple académico, insistían. Hace un año, cuando se barajaban nombres del gabinete legal y ampliado comentamos en este espacio: “El problema es que ni son los mejores ni tampoco los más aptos, por lo que a varios ya les pronostican la despedida en un plazo no mayor a un año, aunque los pesimistas apuestan que, cuando mucho, serán seis meses”. Aquí sí mencionamos nombres: Marcelo Ebrard, decíamos, NO durará más de seis meses en Relaciones Exteriores, porque quería ser secretario de Gobernación, y de ahí saltar a la grande en 2024. (Ahora Ebrard, con la crisis migrante, ocupa las dos carteras. También estaba Olga Sánchez Cordero (que hoy nada más está de florero), y Germán Martínez Cázares, quien renunció hace un mes al IMSS, no sin expresar sus diferencias con el titular de Hacienda. Y Carlos Urzúa, quien se fue con más pena que gloria. En la comentada lista incluimos a Graciela Márquez, secretaria de Economía, y Rocío Nahle, de Energía, entre otras y otros. Lo preocupante de las renuncias que se han presentado, es que por lo menos dos (Martínez Cázares y Urzúa) argumentaron discrepancias en el manejo de la Administración Pública Federal, por no decir que del Presidente de la República. POR LUIS SOTO LUISAGENDA@HOTMAIL.COM  @LUISSOTOAGENDA