Entre el cambio y el caos

Los debates internos del partido Demócrata hacia la elección presidencial del 2020, arrancaron esta semana en la ciudad de Miami. Los 20 candidatos aprobados para debatir expresaron sus distintas propuestas durante dos noches de debate. En el primero, la senadora de Massachusetts, Elizabeth Warren, se posicionó como la candidata más fuerte y preparada que el resto de los contendientes. También, destacaron el exsecretario de vivienda Julián Castro, el ex congresista de Texas, Beto O’Rourke y Bill de Blasio, actual alcalde de Nueva York. El debate del jueves por la noche resultó más interesante e intenso dado que compartían el escenario los personajes más reconocidos como el ex vicepresidente de Obama, Joe Biden, el senador de izquierda, Bernie Sanders, la ex procuradora y senadora del estado de California, Kamala Harris, y el joven alcalde de 37 años de South Bend, Indiana, Pete Buttigieg. Los temas centrales se enfocaron en la economía, la migración, la política exterior, la discriminación racial y la seguridad social. En grandes rasgos, los precandidatos se mostraron divididos entre los progresistas como Warren y Sanders, y los moderados como Biden y el Senador Cory Booker de Nueva Jersey. Los liberales proponen seguro social universal, educación universitaria gratuita, impuestos mayores para los ricos y una estrategia migratoria más humana, entre otras. Por su lado, los precandidatos centristas ofrecen una política de consenso que incluye no demonizar a la clase rica, combinar seguro social gubernamental con aseguradoras privadas, colegiaturas universitarias reducidas y posicionar al partido demócrata como el punto medio entre extremos políticos. Sin duda, lo que une a todos es el rechazo total del gobierno de Donald Trump y la necesidad de derrocar y devolver la cordura a la política estadounidense. La mayoría de las encuestas hasta el momento posicionan a Joe Biden con diez puntos de ventaja sobre Trump, si las elecciones presidenciales fueran hoy. Sin embargo, mucho puede cambiar en el próximo año cinco meses y aunque bien es cierto que los demócratas tienen la oportunidad de ganar el voto popular, necesitan forzosamente desarrollar una estrategia bien pensada para asegurar un triunfo en el Colegio Electoral. Esto, para evitar repetir lo que le ocurrió a Hillary Clinton en el 2016, cuando a pesar de ganar el voto popular por más de tres millones de votos, perdió la presidencia en el Colegio Electoral. Para ello, los demócratas deben de empeñar su energía en recuperar estados claves que perdieron por muy bajo margen en las elecciones presidenciales pasadas como Michigan, Wisconsin y Pensilvania. La ventaja que tiene Joe Biden es que goza de una aprobación alta con los sindicatos, la población afroamericana y los votantes de raza blanca, lo cual representa una posibilidad real de arrebatarle a Trump una parte de su base electoral. Todo indica que Biden será el candidato del partido demócrata, sin perder de vista que tendrá que elegir a un candidato que lo acompañe en su fórmula, que le aumente votos para entonces contender y enfrentar a Trump con mayor fuerza. Las elecciones presidenciales del 2020 serán un parteaguas para destituir a uno de los presidentes más polémicos

POR LILA ABED

INTERNACIONALISTA Y POLITÓLOGA