AMLO y su gabinete: manotazo, enroques y salidas en puerta

Algunos de sus colaboradores podrían rendir mejor desde distintas posiciones, como Marcelo Ebrard y Julio Scherer

Para nadie es un secreto que en el interior del gabinete se han gestado profundas grillas y divisiones. Cercanos al Presidente expresan que al mandatario —y a la conducción gubernamental— le pesan bastante tales rencillas. AMLO deberá dar un manotazo, mismo que podría generar fuertes reverberancias en su equipo. Los cambios que ya se “anuncian” no deben ser motivo de pánico; nada más normal que un jefe de Estado haga enroques, incluso si ocurren bruscamente. Sucede en cualquier latitud del planeta. Lo hizo López Portillo que en 1977 puso fuera del gabinete a Carlos Tello (SPP) y Rodolfo Moctezuma (SHCP). Plantearé los que considero son cambios factibles dentro del gabinete de López Obrador. El canciller —y vicepresidente de facto— Marcelo Ebrard sigue acumulando (queriéndolo o no) responsabilidades. La SRE le queda chica y podría coordinar mucho mejor sus distintas tareas si ocupara la titularidad de Gobernación. Así, nada más eficiente administrativa y políticamente hablando, que oficializar las funciones que ya tiene. A Sánchez Cordero le pesa su puesto; se le ve cansada y sin duda se desempeñaría mucho más eficazmente y en beneficio del país siendo la consejera jurídica del Presidente. Ello no sería problema para Julio Scherer, quien es hoy la persona más cercana a AMLO. No sólo actúa como consejero jurídico, sino que el Presidente le ha pedido estar inmerso en diversos temas. De ahí que suposición natural estaría en la Oficina de la Presidencia. Lo anterior constituiría una carambola de dos bandas. Para empezar, aplacaría algunos conflictos entre diversas áreas en el interior de Presidencia. Fijando la posición de Julio Scherer como cabeza, eliminaría las grillas de que él se entromete en distintos temas del resto del gabinete. Adicionalmente, favorecería otra salida (¿o enroque?), lo que supondría que a Alfonso Romo se le cumpliera el deseo —largamente solicitado— de salir de la Oficina de la Presidencia (y quizá hasta del gobierno federal) para concentrarse en atender la atracción de inversiones. Si Ebrard, López Obrador y México logramos superar la crisis de migración, el principal reto del país pasará a ser la generación de inversiones, públicas y privadas, bancarias y sociales, y es precisamente en esa área (que tiene un fuerte “roce” internacionalista) en la que Romo tendría mayor capacidad para sumar como canciller de lujo. Hay otro frente que por decisión propia del Ejecutivo federal constituye la bandera de la 4T y que resulta de vital importancia: el sector energético. De no cumplirse en el corto plazo las expectativas en ese ámbito, no sorprendería ver salidas de Manuel Bartlett y Rocío Nahle. El primero ha decidido poner la vara muy alta en materia de generación de electricidad e, independientemente de las exigencias leoninas —o no— a las que México se enfrenta, pronto tendrá que dar resultados. Nahle tendrá que apresurarse a ofrecer una explicación completa de la viabilidad de Dos Bocas, a la que ningún estudio le ve ni pies ni cabeza y, en una de esas, la secretaria de Energía tampoco, ya que todo lo entrecomilla...

POR VERÓNICA MALO GUZMÁN

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